Vida y estilo

“Relativizando un poco, uno se puede sentir mayor a cualquier edad”

‘Sentimos las molestias’ vuelve a reflexionar, en clave de humor, sobre lo que conlleva hacerse mayor, con Antonio Resines y Miguel Rellán de nuevo como protagonistas de esta segunda temporada
Juan Cavestany y Álvaro Fernández-Armero

El éxito de Vergüenza, la serie que contaba la historia de una pareja en crisis permanente, fue innegable. Y, pasando a una siguiente etapa de la vida, ha llegado ahora de la mano de los mismos creadores -Juan Cavestany y Álvaro Fernández-Armero- Sentimos las molestias, una producción que estrena ahora su segunda temporada y que, en clave de comedia, aborda los obstáculos a los que se enfrenta la gente a medida que cumple años. Sus protagonistas, Rafa Müller (Antonio Resines) y Rafa Jiménez (Miguel Rellán), viven en esta serie multitud de aventuras y desventuras que pondrán sus vidas patas arriba. Aunque al menos se tienen el uno al otro.

¿Cómo nació esta historia? ¿Cómo dieron vida a Sentimos las molestias?

Juan Cavestany: Pues habíamos terminado la tercera temporada de Vergüenza, con Javier Gutiérrez y Malena Alterio, y claramente teníamos un poco la inercia Álvaro y yo de que, como había sido una colaboración muy fructífera, queríamos presentar otra serie con unas coordenadas muy distintas a Vergüenza. Queríamos manejar otro tipo de comedia, y queríamos mirar a otro mundo, con otro tono y con otros personajes muy diferentes. Entonces, cambiamos la edad, porque con Vergüenza habíamos mirado a nuestra reciente paternidad y a los retos de hacerse adulto, y queríamos mirar a lo que nos venía más adelante, en 15 o 20 años, que son los 70. Nos pusimos a fantasear con eso, y muy rápidamente surgieron los nombres de Resines y de Rellán. Le propusimos la idea a Movistar, les gustó el concepto e ideamos la relación de dos amigos vinculados al mundo de la música -uno director de orquesta y el otro rockero- cuya relevancia está en entredicho. Hicimos una primera temporada que trataba sobre cómo ellos dos se revolvían contra su propio envejecimiento, y en esta segunda temporada trata más de ver cómo se puede aceptar o asimilar de una manera un poco más posible.

En ese sentido, si pudieran definir ese hacerse mayor en una palabra o una frase, ¿cuál escogerían?

Álvaro Fernández-Armero: A mí me viene a la cabeza que hacerse mayor es como ir haciéndose invisible poco a poco. Lo que más me preocupa de hacerse mayor es la pérdida de relevancia social y a todos los niveles, el dejar de contar.

'Sentimos las molestias' Movistar Plus+

Juan: A mí también me ronda eso, obviamente, pero si tuviéramos que hacerlo más digerible para nosotros mismos, sería pensar en cómo uno, a través de sus edades, está posicionado de una forma diferente. Primero te están cuidando -eres como un sujeto pasivo-, luego vas adquiriendo la autonomía que te hace ser una persona independiente, y luego vuelves a un segundo plano otra vez similar al del principio pero con un conocimiento y un bagaje que algo te debe aportar más que el ser puramente pasivo. Pero es verdad que tiene mucho que ver la primera infancia con esa vejez. De todas formas, algo que Álvaro y yo nos hemos reconocido es que de muy jóvenes, antes de conocernos, teníamos una sensación de ser viejos.

¿Lo que se suele conocer como viejoven?

Juan: Sí, yo desde luego, varias veces hablando de esta serie, me he acordado de que había una canción de Golpes bajos -que se llamaba Estoy enfermo, cómo envejezco-, y que no sé por qué me sentía identificado con esa letra. Tenía 20 años y ya me sentía viejo. No quiero que esto desemboque en que tenemos fijación con la vejez, pero relativizando un poco, uno siempre se puede sentir mayor a cualquier edad.

Álvaro: Total. Yo me sentía mayor con 28. De hecho, estaba en una crisis de la tercera edad alucinante. Luego se me pasó un poco.

La vejez es algo a lo que todos vamos a llegar, y será una buena señal que así sea. ¿Por qué sienten, entonces, que hay tanto tabú al hablar de ello? 

Juan: Yo creo que hay muchos temas tabú todavía. En la televisión curiosamente, cada vez menos, porque en la gran diversidad de series que hay ahora parece haber una competición por la capacidad de poner temas tabú en las tramas y los personajes. Hay varios temas tabú muy evidentes, que son cuánto dinero ganas, a qué partido votas -que son preguntas que me gusta mucho hacer a la gente- y no digamos cuántos años tienes. Eso es una pregunta muy tabú.

Y, tras el éxito de la primera temporada, ¿cómo ha sido para ustedes recuperar a los Rafas?

Álvaro: Bueno, la segunda temporada estuvo teñida por algo que ya no está sobre la mesa, pero fue una angustia tremenda el covid de Antonio. Porque fue ponernos a escribir la segunda temporada, y cuando llevábamos un mes escribiendo justo empezó a encontrarse mal. Yo veía que no iba a haber una segunda temporada, porque no pensaba que después de pasar tanto tiempo en el hospital le quedaran ganas de retomar la grabación dos meses después. Fue una época muy llena de incertidumbre.

Juan: Es verdad que se nos ha olvidado porque Antonio volvió a la carga como si no hubiera pasado absolutamente nada. Desde el primer día estaba interpretando, y se nos olvidó que no podíamos escribir, porque no nos hacía gracia nada de lo que estábamos planteando. Fue difícil la escritura de la segunda temporada, aunque por otros motivos la primera también lo fue. En general, no nos ha sido fácil escribir esto, encontrar el tono adecuado de esta serie, el punto exacto de lo que queríamos contar y de comedia, pero a la vez ser responsables con lo que estamos contando.

Hacer comedia reflexiva, ¿no?

Juan: Sí, reflexiva y mantener el interés, y a la vez imprimir un ritmo ágil de comedia. Ha sido peculiar, la verdad. Creemos que en las dos temporadas nos ha salido bien la jugada, pero sí, ha sido un trabajo muy de orfebrería escribir esto.

Álvaro: No es que Vergüenza fuera fácil -porque también le dimos mil vueltas- pero sí que había una estructura a la que poder recurrir, que es que sacábamos de casa a Javier Gutiérrez para que metiera la pata y luego asumiera las consecuencias de esa metedura de pata. Quieras que no, tenías una guía. Aquí, desde el principio, no teníamos una trama en la que apoyarnos, y cuando eso no ocurre el trabajo es ingente para llegar a una cosa que en el fondo luego es como naturalista, cotidiana...

Además del hecho de hacerse mayor, en esta serie también abordan temas como son el sexo en la vejez, la muerte... Temas que han querido abordar en clave de comedia. ¿Sienten que se puede hacer comedia de todo?

Álvaro: De hecho, siempre la comedia se ha basado mucho en la tragedia. Pero en estos últimos tiempos hay muchos ejemplos de muchas series que sin ningún problema cogen mimbres de drama para luego acabar haciendo comedia. A lo que intento llegar es a que ahora mismo el nuevo lenguaje televisivo o cinematográfico en lo que concierne a la comedia te pone muy fácil tocar cualquier tema, porque no hay una expectativa por parte del público en la que necesiten que tu puesta en escena o tu forma de escribir sean de comedia. No hace falta que sea de comedia, pero luego sí se percibe como una comedia. Como eso es así, te entra cualquier tema sin ningún problema.

Otro tema que abordan en profundidad es la amistad incodicional. ¿Cómo ha sido juntar a estos dos Rafas totalmente distintos?

Juan: Ellos también son bastante diferentes, Antonio y Miguel. Nosotros pensábamos que habíamos hecho un gran hallazgo al juntarlos, y en realidad han hecho películas juntos. Son muy amigos por otra parte, desde hace muchísimos años, y como digo muy distintos. Juntar a dos personajes opuestos además es la base de la comedia e incluso del drama -acercar a los opuestos no es una dificultad sino al contrario-. Y como actores, trabajar con ellos es una delicia, son amigos y nos hemos hecho amigos suyos rodando esto. Son de estas personas que te hacen más de la mitad del trabajo.

Con esta segunda temporada, ¿esperan que la gente empiece a abordar la vejez con más humor y menos tabúes?

Álvaro: No lo sabemos. Cuando la leyeron Resines y Rellán nos dijeron que les parecía que era más amarga que la anterior, más melancólica y dura. Pero tenemos la sensación de que no lo intentamos corregir especialmente en el rodaje. Pero una vez montada y ahora vista, esa posible amargura de alguna forma está al servicio de terminar generando comedia. Paradójicamente, creemos que va a resultar más divertida que la anterior.

Al final hacer reír en los momentos más oscuros es lo que más nos acerca a la luz, ¿no?

Álvaro: Claro, es que de alguna manera sí, creo que te conecta más con el material. Luego ya el espectador dictará sentencia.

Nos quedamos ahora disfrutando de esta segunda temporada, pero ¿tienen algún otro proyecto a la vista?

Juan: Álvaro y yo formamos una productora para sacar adelante esta serie, y queremos seguir desarrollando series. Tenemos en desarrollo un par de historias y a la vez estamos coproduciendo una película.

03/04/2023