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Pello Latasa: “Sigue habiendo casos de la enfermedad y los seguirá habiendo bastante tiempo”

Con una trayectoria avalada por su paso por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Pello Latasa reclama no bajar la guardia ante el virus
Pello Latasa

Actualmente la incidencia del virus es casi residual pero está muy lejos de desaparecer.

Claro. Sigue habiendo casos y los seguirá habiendo durante bastante tiempo. El seguimiento caso a caso tenía más sentido cuando aún había cosas que estaban pendientes de dilucidar como la duración de la inmunidad, o cuál iba a ser el efecto que iba a tener la infección. Aunque claro ya hemos visto que se va reduciendo la inmunidad y que las personas vuelven a ser susceptibles pasado cierto tiempo a la infección.

Si vamos perdiendo la inmunidad ¿puede el virus volver a azotarnos con la misma crudeza?—

No. Además hay que diferenciar tres grandes etapas en la pandemia. En la primera ola y la segunda había que lidiar con el virus solo con medidas de restricción. Luego arrancó el periodo de variantes, alfa, delta... Cada una generaba un nuevo pico epidémico, pero también llegaron las vacunas. Luego llegó la onda de omicron, a finales del año 2022 principios del 2023. Y eso fue también un cambio muy importante porque a partir de la aparición de la variante omicron, la enfermedad se volvió muy contagiosa, pero más leve, en comparación con las olas anteriores. Y además se empezó a especular con la posibilidad de que las variantes podían incluirse en las vacunas, ya que casi todas son sublinajes de omicron. Con lo cual la pandemia tiene estos tres periodos muy definidos.

Con menos inmunidad y el virus todavía presente ¿a qué riesgos estamos expuestos?

Los principales riesgos existen con las nuevas variantes. Pero el haberse vacunado sí que ofrece protección. Lo que pasa que va disminuyendo y si pertenecemos a un grupo de riesgo, ese riesgo de partida es más elevado. Por eso en este grupo vulnerable sí que conviene, por el momento, darse recuerdos de la vacuna. Pero en el resto de la población, aunque vaya decreciendo lentamente con el tiempo, como tu riesgo basal es bajo, es suficiente para protegerte de posibles eventos adversos que puedan surgir.

¿Los expertos descartan entonces nuevas olas o al menos de la misma intensidad que las anteriores?

Es difícil de predecir. Es evidente que ya existe una mayor protección frente a futuras reinfecciones. Y aunque las variantes cambien, pues si tienen partes comunes de los anticuerpos que generan, siempre habrá un nivel de protección que quede en el organismo. Haber contraído el virus sí que supone que, colectivamente, la carga de enfermedad sea menor. Esto no exime de la aparición de futuras variantes o del impacto que puedan tener. Al principio parecía que iba a ser más estable y que con una vacuna iba a ser suficiente y ahora parece que cada temporada hay que revisarla.

¿Qué hemos aprendido de esta crisis sanitaria?

Pues, por ejemplo, que tanto en el SARS-Cov-2 como el ébola, nos explican que la salud del mundo es la que va a determinar también nuestra propia salud. Y que lo que pase en cualquier rincón de la tierra, también nos afecta. Yo creo que otra lección importante también ha sido darse cuenta de los puntos débiles en nuestro sistema de cuidados. En definitiva, las tres lecciones importantes son que vivimos en un mundo global y que nos debe importar lo que pasa en otros lugares. La segunda es la fragilidad de nuestro sistema y lo importante que resulta que lo cuidemos y lo tratemos bien. Y finalmente, hay un tercer aspecto y es la importancia que tienen las personas que forman parte de ese sistema sanitario y ese sistema de cuidados donde ha habido trabajos muy importantes basados en un compromiso particular.

¿Por qué hay personas que, con las mismas dosis de vacuna, no se han contagiado nunca y otras lo han hecho ya cuatro o cinco veces?

Influyen muchos factores. Puede depender de temas intrínsecos como que tenga un sistema inmunitario mejor o peor. Puede estar en función de condiciones médicas que, a lo mejor, favorezcan una situación de vulnerabilidad. Hablamos, por ejemplo, de que se padezca alguna enfermedad crónica o de personas de edad avanzada. Hay otros factores relacionados con los determinantes sociales, personas con muchos contactos sociales porque eso les expone más a virus y patógenos respiratorios. También influyen las características del hogar como una persona que viva sola respecto a otras que mantengan contactos más estrechos. Desde luego, los motivos son varios. No es tan sencillo como administrar una vacuna y ya está. Hay muchas otras cosas que entran en juego.

¿Cuáles pueden ser los nuevos retos en salud?

Parece que hay un patrón. Señala que es definitivo el papel de la salud planetaria y el papel que tienen las zoonosis, y las enfermedades transmitidas por animales como reservorio fuente para que pudieran surgir nuevas enfermedades. Incluso se ha visto que brotes de ébola, por ejemplo, pueden estar relacionados con los saltos interespecies.

¿Y qué opina de la gripe que cada año da tantos quebraderos de cabeza?

Otro riesgo podría venir de la propia gripe, que conocemos desde hace tanto tiempo, pero que cada año muta y cambia y puede deparar sorpresas. Es una enfermedad y una infección, que dentro de su predictibilidad, en cuanto a los picos epidémicos que ocasiona, también tiene un gran margen de variación. Además de la zoonosis y la gripe, otros riesgos derivados serían, por ejemplo, la globalización y la internacionalización.

11/03/2024