Navarra

Txantrea: Un vecindario anclado en 1960

Los habitantes de Artajona, Cáseda, Cintruénigo, Echalar, Etxarri Aranaz y Travesía de Espronceda han visto reformas en todo el barrio excepto en sus calles, más allá de parches ajenas a cualquier mejora
Las aceras de las seis calles afectadas, territorio hostil para las silletas.

Los saltos en el tiempo no tienen misterio en la Txantrea. Nada de ciencia ficción. Basta con cambiar de acera para retroceder un siglo y pasear por los años 60. En las últimas décadas los vecinos de las calles Artajona, Cáseda, Cintruénigo, Echalar, Etxarri Aranaz y Travesía de Espronceda han visto reformas en todo el barrio excepto en su zona, más allá de parches ajena a cualquier mejora. Muy cerca de sus viviendas luce flamante la reciente urbanización de Txantrea Sur. Y ellos siguen anclados en 1960. “Esto arqueológicamente tiene ya hasta valor”, bromea Tomás Díez.

Sus aceras “no disponen de baldosas, están agrietadas por el paso del tiempo, tienen vegetación en los bordes de los pisos bajos, con su consecuente humedad al interior de las viviendas, y otros desperfectos visibles del uso diario. Además, a esto se suman las múltiples y sucesivas aperturas para canalizaciones y tareas de mantenimiento, con todo ello hacen que el suelo presente un aspecto deplorable y lamentable”. Así describían el estado de sus calles en una carta remitida al Consistorio en 2021 hoy en día igual de vigente. “Es una vergüenza”. La frase más repetida.

“Decían que no había dinero y a ver qué pasa, si lo solucionan de alguna manera porque están dando largas. Están todas las aceras como están de toda la vida, con agujeros, baches... Mal, mal. A ver si hacen algo”, expresa José María Zubeldia, de 60 años, todos en el barrio.

Pedro Yoldi Itoiz, que cumplirá 92 años en diciembre, se acerca con su bastón al lugar en el que los vecinos han quedado para mostrar su hartazgo y reivindicar un barrio mejor. “Paso por la acera y justamente puedo andar, de lo basto que lo han dejado”, dice refiriéndose a los “petachos” que han colocado en la calle Cintruénigo, a la que llegó en 1960. “Todo lo que están haciendo es reírsenos a la cara. No hay derecho. Ahora porque ando con bastón, pero cuando estoy con el cacharrico de 4 ruedas...”. Yoldi ha pasado 5 meses con una úlcera “viniendo la enfermera a casa, porque no puedes andar con el tacataca ni ir al médico. Han dejado muy bien lo otro, pero en estas calles es una vergüenza. ¿Cuántos años va a durar esto?”.

También vive en la calle Cintruénigo José Luis Jiménez, que se presenta para la foto con su hijo Oier, de dos años y medio. “Estamos aquí 4 o 5 calles en las que no meten ni un euro. Esta semana nos han hecho unas obras que dan vergüenza, espero que no se caiga mi hijo porque lo que han dejado es una lija. Se gastan mucho dinero arreglando la Plaza del Castillo cada dos por tres, pero en los barrios no meten ni un euro”. “Los jardines están que dan vergüenza y no se puede pasar por ningún lado, en las aceras hay que ir saltando y no se puede con las silletas”.

Un lado bien y un lado mal. Así sucede en la Txantrea. Iban Aguinaga

Milagros Ruiz García, de 88 años, vive en el bajo que levantó su marido en el nº 7 de la calle Cintruénigo. “Parece que no pagamos nada o que somos animales para andar por ahí... Lo tenemos siempre todo sin arreglar. A ver por qué no ponen un poquico de interés. ¿La Plaza del Castillo o el Ayuntamiento lo tienen así? Eso es lo que debían de mirar, por los vecinos y por tener un orgullo de tener las calles bien arregladas. Y no que te echan hoy un petacho, mañana otro... ¿pero qué es eso?” “Que somos un poco humanos ¿no? Para poder vivir y no darnos tastarrazos por ahí. Mi bisnieto se cayó y se hizo una gran herida en la pierna. Yo me caí también, y nos hemos caído muchos. Nos dijeron que iban a hacer la calle y se ha anulado. ¿Por qué?”, se pregunta.

“Queremos que esto se repare y se haga de acuerdo a los tiempos. Una zona urbanizada, moderna y accesible. No queremos más que eso, como cualquier otro vecino”, explica Tomás Díez, de 62 años y siempre vinculado al barrio. “Nací en la calle Cintruénigo y ahora vivo en la calle Cáseda. No me he ido muy lejos”, reconoce.

Díez habla de la “dejadez de un montón de tiempo con estas calles. Con las urbanizaciones y lo que se ha acometido en el barrio, esto ha quedado aislado, perdido en el tiempo. Ya hemos llegado al momento en el que algo hay que hacer. Sabemos que hay un proyecto en marcha. Queremos conocerlo, porque solo lo conocemos a grandes rasgos, y los vecinos podemos aportar ideas. Ya que hemos tardado 63 años, queremos que las cosas se hagan de acuerdo a las necesidades de los vecinos. Y que seamos una parte más de la ciudad. Porque yo me siento ciudadano de tercera. Mis impuestos son como cualquier otro vecino, en cambio no tengo una respuesta, en el aspecto de urbanización y ambiente. Es muy triste ver cómo están reparando una acera a escasos cinco metros, y en la tuya el día que llueve tienes que andar sorteando charcos, y de malas maneras. La gente con problemas de movilidad, sillas de ruedas... no puede pasar por las aceras, tienen que bajar a la calzada. Es un poco hiriente”, considera.

“Mi madre se ha ido la pobre sin haber visto su acera bien para andar. Y eso es lo más triste, después de estar toda la vida viviendo ahí, pagando y con toda la ilusión que vinieron aquí, como todos los de la Txantrea. Somos los que nuestros padres hicieron las casas, y siempre tienes algo muy especial. Quiero que se haga, porque es una vergüenza. Estamos pagando igual que todo el mundo. Qué menos”, dice María Dolores Jacoisti, vecina de 62 años de la calle Etxalar.

Grupo de vecinos de cinco calles de la zona de la Txantrea que se quejan de que desde los años 60 el Ayuntamiento ha urbanizado todas las calles de alrededor, excepto las suyas Iban Aguinaga

Pedro Jiménez Artieda vive “junto a este hermoso jardín” de la Travesía Espronceda, se ríe. “Si ha habido presupuesto para toda aquella zona; Irabia, Jesuitinas, la zona de Irubide y la parte de arriba de la Txantrea, ¿por qué esto se ha quedado como una especie de islote? ¿Cuándo se va a hacer? Ya va siendo hora”. “Los responsables de todo este jaleo tendrían que mirarlo un poco. Ya que los impuestos los pagamos todos; lo que tenían que hacer es que nos beneficiemos todos, no solo algunos”, destaca.

En la fachada de la vivienda de Antxon Barbería Zarraluqui, en el bajo de la Travesía Espronceda, puede leerse un cartel que pone “63 años pagando impuestos sin ninguna reforma ni en aceras y calles”. “¿Hasta cuándo vamos a estar discriminados?”, se pregunta. “Siempre nos están poniendo excusas. Unas veces no hay dinero, otras falta el PIL, el Gobierno de Navarra... Para otras cosas ya se ponen de acuerdo. ¿O es que nosotros jugamos en otra liga diferente a los demás de la Txantrea? Somos el único rincón en el que están las calles sin hacer. Las aceras y las fecales, todo. Que ya está bien; que nos dicen que sí, que va a ser el año que viene, que va a ser el otro... pero nunca lo hacen. Que nos digan de una vez, con un compromiso firme, qué es lo que se va a hacer. Y my importante, queremos que cuenten con nosotros para el proyecto que se quiere hacer. Porque aquí hay mucho tajo. No son solo aceras, caídas de agua, árboles que se han extendido extensivamente y están creando problemas en tejados...”, describe.

Antxon reconoce que “ningún gobierno municipal de ningún color en los 63 años ha realizado ninguna reforma en calles y aceras”. Y recuerda que cuando la ahora primera edil Cristina Ibarrola “bajó a hacer campaña en el barrio, el compromiso que adquirió es que si ella salía de alcaldesa se iba a encargar. Y dijo nombre por nombre las calles”. A ver si es verdad.

06/08/2023