Economía

Los accionistas de IMQ se asoman a un nuevo horizonte

Martín Axpe, uno de los líderes de Ademi, en un encuentro de accionistas.
Martín Axpe, uno de los líderes de Ademi, en un encuentro de accionistas.

Los médicos accionistas de IMQ afrontan esta tarde una junta que se parece mucho a un cara o cruz. Deciden entre dos modelos y acuden más divididos que nunca a una votación que se puede inclinar por un suspiro, menos de 30 votos de los 1.170 que hoy miden fuerzas, el 2,5% del total del capital. Las opciones son, simplificando, mantener el control de la compañía o darle el timón a SegurCaixa Adeslas. Seguir levantando un edificio que tiene casi 90 años de vida o dejar que un socio externo marque los ritmos.

Ocurra lo que ocurra en la junta, los socios que decidan continuar a bordo del proyecto tendrán que cambiar el bisturí del cirujano por el hilo y aguja del sastre y hacer un traje cómodo para todos los accionistas. Y en esa posición es más activa la Asociación para la Defensa del Modelo de IMQ, Ademi, que el consejo o la PAI (Plataforma de Accionistas del Igualatorio).

cambio de modelo

La PAI, un colectivo creado para vender al mejor postor sus acciones de la compañía, ha generado una corriente interna basada en dos claves: el modelo societario ha caducado y la única solución es vender la compañía. Todo ello, denuncia Ademi, sin introducir en la ecuación el impacto de esa decisión para pacientes, proveedores, trabajadores y socios que deciden no hacer líquida su inversión.

Una actitud muy parecida a la que adopta un fondo de inversión que tiene como único objetivo garantizar rentabilidad a sus socios. La dictadura del mercado ha señalado a una compañía que avanza hacia su centenario y encara un cruce de vías sin precedentes.

Por ello, de puertas afuera cunde la sensación de que la corriente de Ademi tiene más interés en recomponer la casa tras dos años largos de enfrentamiento que la de la PAI y el consejo, que de alguna forma ha arrojado la toalla y estima que la única salida es vender la compañía.

El precio de salida es muy suculento: 255.000 o 260.000 euros, en función de la oferta de Adeslas o Ademi para el paquete estándard de mil acciones. Una valoración que genera una gran plusvalía, porque los accionistas, que no habían inyectado una aportación económica inicial, aunque sí su trabajo, tienen ahora una jugosa fuente de ingresos después de haber recibido sus participaciones durante la conversión de la compañía en sociedad anónima.

La batalla de hoy se va a jugar en ese escenario dividido entre los que quieren seguir sacando rendimiento a la empresa y los que creen que la vaca ya no da más leche. La historia del Igualatorio escribe hoy un nuevo capítulo en un encuentro tan decisivo como abierto.

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2021-07-01T05:42:01+02:00
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