Gipuzkoa

Donostia: Pedro Múgica, el Ducasse de Igeldo

Una investigación de Ignacio Javier Larrañaga rescata la figura del horticultor y jardinero que dirigió los parques y arbolado de Vitoria y Donostia y fundó una empresa de renombre en Asturias
Pedro Múgica, en el centro, agarra a su nieto vestido de marinero en una imagen familiar.
Pedro Múgica, en el centro, agarra a su nieto vestido de marinero en una imagen familiar.

Pedro Múgica Otaegui, nacido en Igeldo en 1862 y fallecido en 1959 en Villaviciosa (Asturias), es el protagonista de un estudio elaborado por el experto en agricultura y bosques Ignacio Ignacio Javier Larrañaga, que forma parte del último Boletín de Estudios Históricos sobre San Sebastián y Gipuzkoa de Kutxa Fundazioa. 

Múgica, a pesar de ser de familia humilde –su padre no sabía leer, recuerda Larrañaga–, fue un personaje reconocido en su época y se convirtió en una figura de la horticultura ornamental y de la jardinería en el País Vasco y Asturias, tal y como señala la investigación del ingeniero técnico agrícola.

Además de haber sido director de los parques y jardines tanto de Vitoria como de Donostia, Pedro Múgica se terminó instalando en Gijón, donde trabajó en los denominados Jardines de la Reina, un espacio que cuenta hoy con el Nivel de Protección Integral I, por considerarse un patrimonio de la ciudad. También fundó allí un vivero de renombre.

El igeldoarra, que pasó un tiempo en Ziburu siendo joven y más tarde también en París, aprendió francés y se le conoció en Asturias como El Francés. También le apodaron el Ducasse de Asturias, en alusión al famoso paisajista francés, que firmó algunos de los espacios urbanos más reconocibles de la capital guipuzcoana como la plaza Gipuzkoa, el parque de Aiete, los Jardines de Miramar o Cristina Enea.

Pedro Múgica, por su parte, empezó muy joven con las flores. De los trece a los quince años, trabajó en unos jardines particulares de Ziburu. Más tarde estuvo en otros en Errenteria y después en los de la duquesa de Bailén (actuales terrenos del palacio de Aiete), bajo las órdenes de Pierre Ducasse. Más tarde, su tarea le llevó a los jardines municipales de París y a los 27 años ya se había establecido por su cuenta en Hernani.

Pero salió la plaza para responsable de los parques de Vitoria y, con su amplia experiencia, la logró. En el parque de la Florida de la capital alavesa creó un invernadero de cristal. Después fue nombrado director de los jardines y arbolado de Donostia, un puesto que estaba mejor dotado económicamente. Pero estuvo solo dos años. De la capital guipuzcoana se fue a Gijón, donde abrió un vivero de flores. Ya en 1899 recibió un premio con motivo de la Exposición Regional que se celebró en la ciudad aquel año.

No se sabe exactamente por qué se fue a Asturias, si por un enfrentamiento o por la competencia

Ignacio Javier Larrañaga - Investigador e ingeniero técnico agrícola

Larrañaga explica que se desconoce el motivo exacto por el que optó por dejar la capital guipuzcoana para instalarse en Asturias. “Tuvo un pequeño enfrentamiento con el capataz de arbolado de Donostia, porque se morían los árboles y éste lo señaló. Creo que era por el gas de las farolas del alumbrado público y Múgica dijo que seguía las técnicas de Bruselas, París y Londres... No sé si por eso o porque había competencia con Ducasse y Villa Maria Luisa (creada por Ducasse en 1878) pero se fue”, explica Larrañaga.

Su buen hacer fue reconocido en el Principado y trabajó en distintos jardines públicos y privados de Asturias, donde dejó huella. También lo hicieron sus sucesores. Sus hijas abrieron el Obrador de Sombreros Hermanas Múgica, en instalaciones del propio vivero. Sus hijos y nietos, por su parte, llevaron la floristería Casa Múgica, que se cerró en 2020, tras la jubilación de la biznieta del fundador, Pilar García de la Cruz Múgica. En Donostia también hubo un negocio de la familia, Modas Múgica, una tienda selecta que sirvió a la reina Victoria Eugenia, como queda constancia en una fotografía de 1921.

La actividad de jardinero y horticultor de Pedro Múgica, aunque comenzó en su adolescencia, se reforzó, según explica la investigación de Larrañaga, de la mano de su suegro, Martín Urcelay, que ya estaba bien posicionado en el campo de la horticultura decorativa. Servía sus flores para actos de importancia como, por ejemplo, la decoración del Consistorio de Vitoria para la visita de la reina María Cristina en 1895.

Con 24 años, Múgica se casó con Úrsula Urcelay, de 17 años, hija del horticultor que ya contaba con su vivero en Hernani. Más tarde, Larrañaga ha podido saber que el criadero de plantas se hallaba junto al campo de rugby de Hernani. “Yo no sabía dónde estaba porque no salía en los archivos del Ayuntamiento de Hernani, pero la directora del Boletín de Estudios, Rosa Ayerbe, hija de viveristas, me contó que era ese mismo espacio, porque ella lo conocía”.

2023-06-24T05:50:03+02:00
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