Hay lugares que no se explican, se experimentan. Lugares donde no hace falta decir demasiado, porque la propia atmósfera lo cuenta todo: el olor de las higueras al atardecer, el rumor de las copas al chocar bajo un cielo lleno de estrellas, la textura del pan recién horneado entre las manos. Casbah Formentera es uno de esos lugares. No solo está en la isla, es isla. Y alojarse o comer allí no es una decisión más: es una manera de vivir Formentera desde dentro, con los cinco sentidos, con calma, con verdad.
Para quienes venimos de Euskadi o Navarra buscando autenticidad, belleza sencilla y experiencias con alma, Casbah es un descubrimiento imprescindible. Porque no se trata solo de descansar bien o comer mejor, sino de entender de qué está hecha esta pequeña isla mágica. Y eso, en Casbah, lo consiguen como pocos.
Una historia construida con calma y una idea romántica
Todo comenzó con una visión clara: la de Juan Vicente Boned, quien, hace más de veinte años, imaginó un espacio que no siguiera las prisas del turismo masivo, sino que respetara los ritmos de la isla, sus silencios, sus sabores. Así nació primero el hotel, envuelto en vegetación mediterránea, y años después el restaurante, cuando el proyecto alcanzó su verdadero propósito: unir descanso y gastronomía en una misma experiencia de hospitalidad.

Juan Vicente, propietario y administrador de Casbah Formentera.
Desde entonces, Casbah es una idea completa, coherente, profundamente ligada a la tierra que la acoge. Y eso se nota en cada rincón: en sus habitaciones íntimas, en los caminos de piedra entre pinos y sabinas, en los pequeños detalles pensados para que el huésped se sienta más en casa que de paso. Es un sitio para quedarse. Y para volver.
Uno de los grandes secretos del Casbah es su gente. La plantilla, que vuelve año tras año, es parte del alma del lugar. Los rostros se repiten, las sonrisas también. Hay algo casi familiar en el trato, en la manera de anticiparse a lo que uno necesita sin resultar nunca invasivos. Quienes han estado, lo saben: el Casbah no se parece a ningún otro hotel ni restaurante de la isla. Y eso tiene mucho que ver con quienes lo habitan y lo hacen posible cada día.
Cocina que emociona, con raíces locales
La gran transformación llegó con la llegada de Martina Cacheiro, una chef gallega que encontró en Formentera su lugar en el mundo. Ella encendió los fogones del restaurante y les dio una identidad: una cocina que emociona sin necesidad de trucos, que respeta la memoria del producto, que mira al paisaje antes de diseñar el plato. "Cuando alguien me dice que ha comido como en casa de su abuela, o que un bocado le ha traído un recuerdo de infancia, sé que estamos en el camino correcto", dice Martina. Y lo está.

Equipo de cocina de Casbah Formentera liderados por Martina Cacheiro.
Su cocina se basa en lo esencial: el producto. Pero no cualquier producto. Aquí todo empieza en la propia tierra. En 2020, la familia Boned recuperó la finca agrícola contigua al hotel, Cas Majoral, un terreno de 50 hectáreas donde hoy cultivan trigo xeixa, olivos, frutales, higueras autóctonas y cereales. Con ese trigo elaboran el pan que se sirve en el restaurante. El resto de los ingredientes -hortalizas, legumbres, frutas- se cultivan o se seleccionan entre productores de la isla con los que comparten filosofía.
Y lo que no se aprovecha, vuelve a la tierra. El compost generado con los residuos orgánicos regresa al campo, cerrando así un círculo de sostenibilidad que no es una moda, sino una práctica coherente que lleva años aplicándose, incluso antes de que la normativa balear lo exigiera.
En la sala, el relato se completa con Rubén Sánchez, formado en el Basque Culinary Center y con una trayectoria ligada a grandes proyectos como Enigma (de Albert Adrià). Él entiende el servicio como una coreografía silenciosa que transforma una cena en algo inolvidable. Su carta de vinos, con más de 250 referencias cuidadosamente seleccionadas, es otra forma de narrar, de abrir conversaciones, de viajar sin moverse de la mesa. "Un buen vino no necesita una botella entera. A veces basta una copa para recordar una noche", comenta con una sonrisa.

Rubén Sánchez y Martina Cacheiro, jefe de sala y chef de Casbah Formentera.
Un equipo que hace del Casbah una familia
Casbah ha sido reconocido con premios como el de Mejor Restaurante de Ibiza y Formentera, la recomendación de la Guía Repsol o el galardón de la Nit del Turisme del Govern Balear, pero su mayor logro no está en los trofeos. Está en la fidelidad de quienes regresan. En la emoción de los que llegan por primera vez y sienten que acaban de encontrar un lugar especial. En esa mezcla de intimidad, respeto por lo local y excelencia tranquila que lo impregna todo.
Si quieres vivir Formentera, tienes que visitar el Casbah
Por eso, venir a Formentera y no pasar por el Casbah es como mirar la isla solo desde fuera. Porque aquí no solo se come bien: se saborea Formentera, se entiende su ritmo, se respira su esencia. Si vas a Formentera, tienes que venir. A dejarte cuidar, a descubrir, a volver a lo esencial.

Tomate natural de la huerta de Casbah Formentera para preparar el 'pa amb tomàquet'
Y si buscas un lugar donde celebrar la vida, la amistad o simplemente el verano... en Casbah te esperan. Con sus jardines que abrazan, con su cocina que cuenta historias, con su equipo que recibe como si llevaras años volviendo.
Hay lugares que no se explican. Solo se entienden cuando los has vivido. Casbah es uno de ellos.