Una solidez defensiva rara vez vista en el Athletic

La goleada que el Athletic le endosó el lunes al Cádiz en su estadio, un campo agradable donde los haya para los leones, que han marcado, cuatro, tres y cuatro tantos, respectivamente, en sus tres últimas visitas al Nuevo Mirandilla, ha desatado la euforia entre la afición, ilusionada, y con motivo, por el buen arranque que ha tenido el conjunto rojiblanco de la mano de Ernesto Valverde. Un viejo conocido de la casa que había vivido hasta dos etapas previas en el banquillo de San Mamés y que ha dotado al equipo de un dinamismo y un estilo de juego diferente al de los últimos años. Más atrevido, al menos en este arranque de curso, como así lo demuestra su apuesta por juntar a Oihan Sancet e Iker Muniain en el centro del campo; pero igual de solidario y eficaz en labores defensivas que el curso pasado, manteniendo el que fue el sello de identidad del anterior entrenador: Marcelino García Toral.

De hecho, el Athletic es, junto al Villarreal, el único equipo de LaLiga imbatido tras la disputa de las tres primeras jornadas de liga. La muestra no es grande aún, pues la temporada no ha hecho más que arrancar, pero sí se trata de una noticia positiva que debe marcar el camino a seguir por los leones. Mucho se ha escrito sobre las consecuencias que podría provocar la apuesta por dos perfiles de marcado carácter ofensivo en la medular como son los de Sancet y Muniain, e incluso el propio Valverde ha lanzado en alguna que otra ocasión en rueda de prensa que la dupla debe ser consciente de que también hay que defender, pero hasta la fecha todo va sobre ruedas.

La presión elevada e intensa en campo contrario, que por momentos pudo ser mejor frente al Valencia, pero que fue notable ante el Mallorca y sobresaliente contra el Cádiz, hacen de este Athletic un equipo aguerrido al que cuesta un mundo generarle peligro. Con Mikel Vesga ocupando un rol en el que hasta la fecha no se le había visto en la élite y una pareja de centrales de plenas garantías y que se complementa a las mil maravillas, la formada por Yeray Álvarez y Dani Vivian, el conjunto rojiblanco está completando un inicio a la altura de las expectativas generadas con el regreso de Txingurri, que no puede pasarse por alto que fue el último entrenador, hace ya cinco largos años, que llevó al equipo a competir en Europa.

Sin Iñigo Martínez

Por el momento, el Athletic no está acusando la baja por lesión de un Iñigo Martínez que desde su llegada a Bilbao en enero de 2018 se ha erigido en el líder de la zaga. Anhelado por Valverde cuando recaló en el Barcelona tras poner fin a su anterior etapa en el banquillo de San Mamés, el técnico de Viandar de la Vera aún no ha podido dirigir en competición oficial al central de Ondarroa, que ha entrado ya en la recta final de su recuperación y podría estar de regreso en el equipo, está por ver si en convocatoria o también en el once titular, este domingo en el encuentro frente al Espanyol (16.15 horas).

La ausencia de Iñigo Martínez no ha impedido al Athletic mantener su portería a cero en los tres primeros encuentros del curso. Ni Mallorca en el estreno, ni Valencia y tampoco el Cádiz han podido hacerles gol a los bilbainos, que han igualado el arranque firmado en las temporadas 2017-18 y 1988-89, en las que también iniciaron el curso sin recibir ningún tanto en las tres primeras jornadas ligueras.

El antecedente más reciente se dio con José Ángel Ziganda en el banquillo. Entonces, Getafe (0-0 en San Mamés), Eibar (0-1 en Ipurua) y Girona (2-0) no pudieron batir a Kepa Arrizabalaga, algo que sí logró el delantero Loic Remy, de la Unión Deportiva Las Palmas, en la cuarta jornada. En la campaña 1988-89, el Málaga puso fin al buen inicio de los leones, que mantuvieron su portería a cero contra el Sevilla, el Atlético de Madrid y el Cádiz. Entonces, Howard Kendall ejercía como técnico de los leones.

La imbatibilidad actual del Athletic, eso sí, bien podría haberse perdido de no ser por el nivel exhibido por Unai Simón en dos acciones puntuales, pero en las que sus intervenciones fueron clave para mantener la portería a cero. Primero, frente al Mallorca, cuando evitó con una buena estirada que Kang-in Lee le superara de cabeza; y después, contra el Valencia, cuando con el pie mandó al palo el remate de Marcos André. Dos acciones con las que evitó males mayores para un equipo que únicamente ha concedido cinco disparos a puerta en sus tres primeros partidos del curso.