Polideportivo

Ricardo de Burgos Bengoetxea: “Lo mejor que le puede pasar a un árbitro es que no hablen de él”

Ricardo de Burgos Bengoetxea comienza su octava temporada en Primera tras recibir el premio Vicente Acevedo, que le acredita como el mejor colegiado del curso pasado
Ricardo de Burgos Bengoetxea
Ricardo de Burgos Bengoetxea

El mejor árbitro de LaLiga Santander es de Bilbao. Hace dos semanas, Ricardo de Burgos Bengoetxea recogió el Premio Vicente Acevedo que le confirma como el mejor colegiado de la pasada temporada de Primera División; y ahora, aunque descansa en la primera jornada, afronta con ganas el comienzo de la que va a ser su octava campaña en la élite. Sin pelos en la lengua, el juez habla de su trayectoria, de la situación del arbitraje estatal y de un año en el que destaca su presencia en el Mundial de Catar como uno de los 24 árbitros VAR.

Ha sido escogido mejor árbitro principal de la temporada pasada por el Comité Técnico de Árbitros (CTA). ¿Qué se siente cuando recibe el reconocimiento de sus compañeros?

—Estoy muy contento porque es un reconocimiento al trabajo, pero no de un año, sino de una trayectoria. Estoy muy agradecido a mis compañeros asistentes, Roberto Díaz y Jon Núñez, porque sin ellos no lo hubiera conseguido. Así que estoy con ganas de seguir trabajando y aprendiendo para volver a intentar conseguir este premio de nuevo.

Su partido más comentado de la campaña pasada es el Betis-Sevilla que tuvo que suspender por el lanzamiento de una barra que impacta en Joan Jordán. ¿Cómo recuerda ese momento?

—Lo primero que piensas es que, en un partido tan bonito como ese, por qué me tiene que pasar esto a mí. Pero intentas estar calmado y tomar las decisiones correctas. En estos momentos es importante escuchar a todo el mundo pero, sobre todo, preservar la salud de los jugadores. Estoy muy satisfecho de cómo se hicieron las cosas en ese partido.

Derbi sevillano, octavos de final de la Copa... ¿Cuando decide suspenderlo ya intuía el eco que se iba a generar?

—Sabes que es un partido importante y que va a tener muchísima repercusión. Lo que queríamos es que se hablase de fútbol pero, por desgracia, no se pudo. Cuando acaba un partido lo más importante es que no se hable del arbitraje, eso es lo mejor que le puede pasar a un árbitro.

Al final cuanto más invisibles sean, mejor.

—Correcto.

¿Y no les escuece que se les recrimine los errores pero no se les reconozca los aciertos?

—Que la gente hable mal de nosotros está incluido en nuestro sueldo. No somos actores principales, no quiero que se nos saque en ninguna portada diciendo lo bien que lo hemos hecho; pero tampoco que se nos crucifique por un error. Los jugadores pueden fallar un penalti y nosotros equivocarnos con una roja, así que solo pido que se nos trate igual porque todos somos deportistas y humanos.

Ahora va a empezar su octava temporada en Primera División. Se dice pronto.

—Son temporadas ya, sí. Cuando empecé no me esperaba estar a estas alturas como estoy, cada año vas cogiendo experiencia y poso. Los jugadores y los entrenadores te conocen más y si haces las cosas bien, creen en ti y te respetan.

¿Cómo es la pretemporada de un árbitro de Primera?

—Nuestra pretemporada empieza antes que la de los futbolistas. Las previas internacionales que solemos hacer suelen ser un mes antes de que empiecen las competiciones oficiales, por lo que solo tenemos diez días de vacaciones. Quince como máximo. Así que toca volver a estudiar las nuevas modificaciones de las reglas y a prepararte físicamente.

¿Pero se preparan por su cuenta?

—En mi caso tengo un preparador físico y un fisioterapeuta que llevan conmigo 16 años, desde que arbitraba en Tercera.

Es que mucha gente no lo sabe, pero los árbitros hacen más kilómetros en un partido que los futbolistas.

—Muchas veces de media, sí. Solemos estar en torno a los 13 kilómetros y si hay prórroga nos podemos ir hasta los 15. Es cierto que no tenemos los movimientos tan explosivos como los de un jugador, que salta o choca, pero al final tenemos que estar de área en área y con muchos cambios de ritmo. Además, hoy en día el fútbol es muy físico y para un árbitro de 35 años la exigencia es mayor porque compites contra chavales y encima tienes que tener la mente clara...

¿En qué les han hecho hincapié este año en cuanto al reglamento?

—Pues no hay grandes cambios. Sí alguna aclaración sobre la interpretación del fuera de juego, pero no ha cambiado la regla; y también que el peso del partido lo tiene que llevar el árbitro de campo y olvidarnos del árbitro del VAR. Es decir, que si tiene que intervenir que intervenga, pero que nosotros tenemos que tomar las decisiones principales en el terreno de juego. El árbitro de campo antes de cualquier cosa.

Esta pretemporada además ha podido pitar un Athletic-Real Sociedad... ¿Qué tal la experiencia?

—Sí, de amistoso tuvo poco o nada porque fue un partido muy disputado. Fue muy exigente porque se jugó con mucha intensidad y eso es lo que quieres de un amistoso, que sea lo más parecido posible a un partido oficial. Estamos contentos de haber podido estar en ese partido porque fue una buena prueba de fuego de cara al inicio de temporada.

¿Era su primer derbi vasco?

—No, ya había arbitrado en otra ocasión, cuando los dos estaban en Primera un Eibar-Real Sociedad, así que sería el segundo.

Pero sí la primera vez que arbitra al Athletic.

—Eso sí.

¿Y qué le parece que no puedan arbitrar a los equipos de su territorio?

—La normativa está así y hay que acatarla, pero soy un profesional y si algún día se me requiere para pitar un partido del equipo de mi territorio estaré preparado. No lo veo un inconveniente. Vivo de tomar decisiones, de arbitrar partidos.

Velasco Carballo dijo cuando aún era presidente del CTA que esa norma estaba lejos de ser cambiada porque aunque los árbitros estaban preparados, la sociedad no. ¿Qué le parece?

—Puede ser. La verdad es que la dificultad de arbitrar a un equipo de tu territorio no es el partido en sí, sino el post partido. La gente no sabe lo que es un árbitro profesional. Podemos residir en una localidad y luego tomar decisiones en contra del equipo de esa localidad. Al final es deporte. Somos jueces y nos pagan para tomar decisiones independientemente del club que esté por medio.

¿Por eso tampoco pueden decir que son de un determinado equipo?

—Porque la gente lo saca de contexto. Tendría que estar normalizado, pero por desgracia no lo está. Así que tenemos que evitar nombrar equipos, entrenadores y jugadores porque la gente lo saca de contexto y, encima, siempre para mal. Así que hay que estar alerta.

En ese sentido, ¿se tiene que contener en los partidos respecto a su relación con los jugadores?

—Siempre digo que el árbitro tiene que tener autoridad sin ser autoritario, pero no quita que en un momento dado des una palmada o tengas unas palabras. Se intenta evitar porque ese tipo de gestos se saca de contexto, pero los jugadores aceptan con normalidad que hagas eso al igual que ellos lo hacen contigo. Es decir, debería de normalizarse, pero si podemos evitarlo, lo hacemos.

Osea que ser de un equipo o tener trato cercano con los jugadores está normalizado dentro del mundo del fútbol, pero no fuera de él.

—Eso es.

Año de Mundial y usted está designado como árbitro VAR. ¿Tiene ganas?

—El evento del año es el Mundial sí, pero antes tenemos fases de grupos de la Champions, la Europa League, la Conference... y un montón de jornadas de Liga por delante... La prioridad a corto plazo es sacar todo ello adelante. Una vez que llegue el momento pensaremos en el Mundial, pero es de la liga y de las competiciones internacionales de lo que vivimos.

Entonces no está pensando en noviembre.

—Hombre, está lejos pero no puedes negar que piensas en ello porque es la mayor competición del mundo del fútbol y te hace ilusión estar en ella. Pero de momento hay que aparcarla aunque la controles por el rabillo del ojo.

¿A los árbitros de campo les da seguridad a la hora de tomar decisiones saber que tienen compañeros en la sala VOR?

—No te cambia la mentalidad porque tomas las decisiones que crees oportunas y luego si se demuestra que te has equivocado pues solo queda reconocerlo y ya está.

¿Es de los que tuerce el morro cuando le corrigen?

—Las primeras dos o tres veces he de reconocer que sí, pero no porque me corrijan, sino por la rabia de no haberlo visto. Soy una persona competitiva, que le gusta hacer las cosas bien y que no se tenga que hablar de que me he equivocado. Por eso me molestaba, pero una vez que vas al monitor solo queda ser humilde y reconocer el error.

¿Y al revés, le da reparo decirle a un compañero que se ha equivocado?

—Pues tampoco te gusta. Te pones en su piel porque sabes lo que se siente, pero todos queremos llegar a casa, ver el partido y decir que hemos tomado la decisión correcta. Nadie hablará de nosotros, que es lo más importante en el fútbol moderno de hoy.

Entre partidos de Liga, internacionales, de categorías inferiores... ¿Cuántos días al año pasa fuera de casa?

—El año pasado no los conté pero tuve 71 partidos entre todas las competiciones y cada partido es mínimo 2 días fuera de casa. Si a esos le sumas seminarios de FIFA, UEFA, Comité... te puedes ir cerca de los 200 días.

Con lo cómodo que sería para usted pitar en San Mamés.

—Bueno, no te creas, un partido como mucho y no más... (risas). Cualquier campo es bueno, el viajar, conocer mundo, otras culturas, otros compañeros, otro fútbol... todo eso es bueno.

¿Y cree que los jugadores de LaLiga les tienen igual de valorados?

—Creo que sí. Obviamente en algún momento algún jugador estará en desacuerdo con las decisiones que haya tomado, pero en el global creo que la valoración es positiva. Deben estar contentos con el nivel general de la plantilla.

2022-08-11T05:16:02+02:00
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