Los más futboleros prenden la mecha de Beriáin

La plaza Larre de Beriáin se ha teñido de blanco y rojo. Los vecinos del pueblo se han colocado debajo del Club de jubilados a la espera de que José Chamizo, directivo del Club Deportivo Iruntxiki, lanzara el cohete. Había música de fiesta, aunque los beriaineses hacían más ruido y llenaban el espacio con los bailes. Apenas quedaban diez minutos.

María, Rocío y Tamar esperan que haya “buen tiempo, sobre todo porque dan lluvias y eso fastidia un poco el ritmo habitual de las fiestas. Por otro lado, deseamos que no se trastoque el buen ambiente con violencia de ningún tipo y que los niños disfruten mucho”. María se ha apuntado a la comida de la tercera edad en el Polideportivo Municipal, algo que “funciona todos los años. Viene mucha gente y nos lo pasamos muy bien”.

“¡Iker, que ya va a empezar!”. Miriam ha cogido a su hijo y se lo pasa a Luis, su marido, para subirlo a hombros. “Son las primeras fiestas que pasamos aquí; sus primeras fiestas y tenemos muchas ganas”, ha comentado Miriam mientras miraba hacia el balcón a la espera de que salieran los miembros del club.

En cuanto han aparecido, el silencio se ha hecho y solo ha quedado la voz de Chamizo: “¡Beriaineses, beriainesas, gracias a todos por venir! Es un orgullo para el Club Deportivo Iruntxiki tirar este cohete. Muchas gracias también al Ayuntamiento de Beriáin y a la comisión de fiestas. Somos un pueblo extraordinario; desde aquí deseamos lo mejor para todos”. El público ha aplaudido sus palabras y con mucha emoción ha repetido: “¡Beriaineses, beriainesas!, ¡viva Beriáin!, gora Beriain!”.

Tras el primer cohete, la txaranga Igandea ha comenzado a tocar para los vecinos del pueblo, que ya se habían contagiado de la energía de José Chamizo. Varios jóvenes han encendido bengalas rojas al ritmo de Besos del Canto del Loco. Hay ganas de fiesta.

Desde el Club de Jubilados, Chamizo ha reconocido que lanzar el chupinazo ha sido “una alegría inmensa porque soy de aquí de toda la vida y ver cómo crece el pueblo y la gente te felicita aun sin conocerte... me parece algo alucinante. También somos un pueblo y un club muy humilde, por lo que es de agradecer este reconocimiento”. Además, ha recordado a sus padres y los inicios del Casco Nuevo de Beriáin. “Somos un pueblo de migrantes que vinimos aquí a buscar una vida mejor y, al final, te acuerdas de las historias de tu familia”.

Como es habitual en la dinámica festiva, han comenzado a caer caramelos desde el balcón. Los niños se han acercado a por los dulces sin miedo, aunque han caído con ganas, como si fuera granizo. Los mayores también han recogido algunos, aunque no han expuesto al peligro de los golpes. Más sabe el sabio por viejo que por sabio.

Por otro lado, una cuadrilla celebró el chupinazo con expectativas de pasarlo muy bien, aunque lo comparaban con los años anteriores. “Este año hay menos gente porque el otro equipo del pueblo, el C.F. Beriáin, tiraba otro cohete a la misma hora y eso ha generado división de opiniones, pero aquí está la txaranga y el ambiente de siempre”, explica Luis.

Sin embargo, la tónica general de la fiesta continuó con su buena energía: muchas canciones conocidas y la ronda de la txaranga Igandea mientras las cuadrillas organizaban las siguientes actividades de los próximos días, hasta el domingo 3 de septiembre. “Uno de los momentos más populares es la comida de mujeres, que es cuando nos juntamos todas después de la concentración que hay en la carpa. Es muy bonito porque ahí se muestra que juntas somos más fuertes”, ha comentado Ainhoa, de 22 años.

El balcón ha estado custodiado con dos carteles con un mismo mensaje: “No a la violencia machista”. Beriáin persigue un objetivo claro y espera conseguirlo. Por eso, el mensaje ya ha calado entre los vecinos.

Diversión, respeto y unión son las tres palabras que quieren acompañar a las fiestas del Casco Nuevo de Beriáin. Que las bengalas sean unas velas para soplar este deseo.