Otra vez lo urgente, lo artificialmente urgente, eclipsa lo importante. Y sí, lo de las listas de EH Bildu con freno y marcha atrás tiene su punto y merece los titulares gordos y un espacio de relieve en la conversación pública, pero es ilustrativo que semejante asunto, tan reducible a trazos gruesos, haya relegado a una esquinita de la actualidad a la que debería ser una noticia de gran fuste.
Sobre todo si nos creemos en serio que estamos preocupados por el futuro de nuestro entorno en lo inmediato y del planeta en lo global. Les hablo del anteproyecto de Ley de Transición Energética y Cambio Climático que aprobó ayer el consejo del Gobierno Vasco. Es la primera vez que una norma aborda tan crucial cuestión para los tres territorios de la demarcación autonómica.
Ahí ya nos encontramos con una evidencia esférica: vamos tarde. Ojalá se aplique el bienintencionado refrán que sostiene que nunca es demasiado tarde si la dicha es buena, y eso ya va a depender de la voluntad de quienes nos representan, tanto desde el gobierno como desde la oposición. En su mano está pasar de las bellas y entusiastas proclamas a los hechos contantes y sonantes.
Para ello deberán vencer la inercia de sucumbir ante el politiqueo posturero y la demagogia facilona y plantear soluciones realistas, concretas, con plazo claro de ejecución y asumiendo las consecuencias de su aplicación.
Ahí entramos también las y los comunes de los mortales que deberemos preguntarnos y contestarnos sinceramente si estamos dispuestos a renunciar a una parte de nuestra comodidad por un bien superior. No soy muy optimista,