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“La pandemia ha ayudado a visibilizar el problema de la soledad”

La fundación Profesionales Solidarios ayuda a las personas mayores a hacer frene a la soledad gracias a la compañía de los voluntarios
Cristina Jiménez, en el centro, junto a dos compañeras de la fundación.
Cristina Jiménez, en el centro, junto a dos compañeras de la fundación. / NTM

La soledad no deseada es una realidad que afecta a muchas personas mayores, pero también un problema que puede combatirse gracias a la solidaridad. La fundación Profesionales Solidarios, ubicada en Nafarroa, trabaja cada día para acompañar, escuchar y devolver la ilusión a todas esas personas.

Desde la fundación ayudan a personas que se encuentran o se sienten solas. ¿Cuál es exactamente su labor?

Principalmente trabajamos con personas mayores, tanto en residencias como en domicilios. En muchas residencias hay personas que no tienen familia o no reciben visitas, y la soledad no deseada no significa necesariamente estar solo. Nos dedicamos a acompañarles y estamos presentes en toda Navarra.

¿Cómo es el trabajo que realizan? ¿Cómo acompañan a esas personas?

Nosotros nos encargamos de gestionar este acompañamiento. Tenemos acuerdos de colaboración con 20 residencias y con servicios sociales tanto de Pamplona como de otras localidades. Ellos detectan las necesidades y nosotros ponemos en contacto a esas entidades con voluntarios que quieren dar su tiempo para acompañarlas. Principalmente es compañía, pero también realizamos actividades en función de las habilidades de los voluntarios. Si alguien tiene afición por la música, la lectura o las manualidades, organizamos actividades por las tardes, que es cuando hay menos programación en las residencias.

¿Cuántos voluntarios tienen ahora mismo?

Ahora mismo contamos con 285 voluntarios, principalmente en Pamplona y alrededores, pero también estamos en Estella, Tudela, Cazalla y Murzabal. Nos movemos por distintas localidades de Navarra.

¿Cuál es el feedback de las personas que reciben este apoyo?

Estamos en contacto constante con las residencias, que nos informan sobre la efectividad del acompañamiento. Muchas personas a las que acompañamos tienen deterioro cognitivo, como Alzheimer, y los voluntarios a veces piensan que no se dan cuenta de su presencia. Pero luego, los cuidadores nos dicen que, gracias a ese acompañamiento, esas personas cenan mejor y duermen bien. Es decir, aunque parezca que no, sí que se nota y es muy positivo.

También colaboran a nivel internacional. ¿En qué consiste este trabajo?

Ahora mismo estamos en Costa de Marfil. La fundadora de la ONG trabajó más de 20 años en el Congo en temas de cooperación, y cuando volvió a Pamplona quiso seguir ayudando a África. Esto ha quedado en el ADN de la fundación. Durante dos años hemos desarrollado un proyecto para adecuar una casa donde viven 17 chicas que quieren estudiar en la universidad pero no tienen recursos para ello. Gracias a una subvención del Gobierno de Navarra, ahora tienen un lugar donde vivir y pueden continuar sus estudios.

Hablando de recursos, ¿de dónde obtienen la financiación para desarrollar su labor?

La fundación se sostiene con subvenciones públicas y privadas, así como donaciones. La mayor parte proviene de administraciones como el Gobierno de Navarra y distintos ayuntamientos. También contamos con el apoyo de la Obra Social de La Caixa y empresas como Volkswagen. Adicionalmente, trabajamos en red con otras organizaciones y participamos en consejos de servicios sociales, porque creemos que hay que estar dentro para sensibilizar y visibilizar el problema de la soledad.

¿Cree que la población en Navarra es consciente de este problema?

Hace 20 años, hablar de la soledad no deseada sonaba raro. Nos decían que, si alguien está en una residencia, está atendido. Pero una cosa es cubrir las necesidades básicas y otra tener compañía. La pandemia ayudó a visibilizar esta realidad, y ahora se habla mucho más de la soledad, no solo en mayores, sino en general. Nuestra sociedad está llevando muchas personas a una vida individualista que, a la larga, conduce a la soledad. Por suerte, tenemos muchos jóvenes que se ofrecen como voluntarios para acompañar a las personas mayores.

¿Cómo forman a los voluntarios?

Hay una formación inicial obligatoria, un taller de bienvenida impartido por una psicóloga de la fundación. En él se habla de los valores del voluntariado, sus obligaciones, la confidencialidad y el respeto. También se les enseña cómo tratar a personas con soledad asociada a depresión o deterioro cognitivo. Además, realizamos sesiones de seguimiento para mejorar la labor de los voluntarios.

¿Cómo valora la respuesta de los jóvenes ante proyectos como el de Profesionales Solidarios?

Me gustaría destacar la voluntad que tiene la gente joven de ayudar. A veces eso no es noticia. Generalmente, se habla de botellones, de que están perdidos, de que no saben lo que quieren... La respuesta que hay de la gente joven para hacer voluntariado es brutal. Creo que se debería darle voz a eso y la sociedad tendría que saberlo. Habrá personas que están perdidas, pero desde luego la mayoría son chavales con ganas de ayudar, de cambiar el mundo y de que todo esté mejor para todos.

2025-02-25T06:19:04+01:00
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