Sumar Euskadi fue una de las primeras organizaciones que confirmó su presencia en la manifestación convocada para mañana en Bilbao por Euskalgintzaren Kontseilua con el objetivo de denunciar la injerencia de los tribunales en el avance de la normalización lingüística. Podemos Euskadi, sin embargo, anunció hace unas horas que no participará en la movilización porque entiende que hablar de una ofensiva judicial contra el euskera es "faltar al rigor". Por lo visto y escuchado ayer en el Parlamento Vasco, la formación que lidera en el estado Yolanda Díaz todavía no tiene mando en plaza en nuestro terruño, pues el discurso que ha quedado reflejado en las actas de la cámara es el que niega la mayor y se acoge al comodín de la utilización de la lengua como arma arrojadiza, lo que, en palabras de la portavoz del Elkarrekin Podemos, Isabel González, "no beneficia ni al euskera ni a la sociedad vasca". Una salida por la tangente en toda regla.

Eso sí, a la hora de votar el texto consensuado por PNV y EH Bildu, los morados tuvieron el tino de abstenerse. Así evitaron lo que, sin embargo, el PSE no evitó: aparecer en la misma foto del no que PP, el tipo de Ciudadanos que resiste atornillado a su escaño y, cómo no, la siempre sobreactuada única representante de Vox. Y la alineación a la hora de votar no fue lo peor. Lo verdaderamente preocupante es que el portavoz de los socialistas en este debate, Alberto Alonso, vertió mensajes no muy diferentes a los de los representantes de la derecha extrema y extremísima. Así, volvió a hablar de "los que buscan imponer la homogeneidad lingüística y cultural" y espolvoreó la demagogia de la exigencia del euskera como causante de despidos de trabajadores "que llevan treinta años sirviendo en la Administración". En cuanto a los derechos de los ciudadanos a ser atendidos en su lengua, ya tal…