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Educación, una ley que arranca ahora

La aprobación de la Ley Vasca de Educación ha mediatizado el interés político de la legislatura en materia de enseñanza, mientras el sistema educativo ha tenido que hacer frente al impacto emocional y la brecha digital que afloraron en la pandemia
Una andereño con sus alumnos de Educación Infantil en una clase.
Una andereño con sus alumnos de Educación Infantil en una clase. / Iñaki Porto

LA enseñanza ha sido uno de los temas centrales esta legislatura, en la que ha visto la luz la Ley Vasca de Educación con los votos de PNV y PSE. El descuelgue in extremis de EH Bildu por el plurilingüismo con el euskera como eje que recoge la norma, tras el ultimátum forzado por los socialistas para mantener en su articulado los modelos lingüísticos, no enmascara el hecho de que la ley más importante de la legislatura ha nacido del Pacto Educativo suscrito por el 91% del arco parlamentario el 7 de abril de 2022. A nadie se le escapa que el giro postrero de los abertzales, que hasta unas semanas antes de la votación hablaban de las bondades del texto, hizo que la foto saliese algo desvaída. No obstante, la ley desarrolla los aspectos nucleares del Pacto, como son la atención a la diversidad, el Pacto en contra de la segregación, el impulso del euskera o el refuerzo de la autonomía de los centros educativos. Además, es más que probable que las discrepancias escenificadas por PSE y EH Bildu sobre el tratamiento de las lenguas queden reducidas a una batalla preelectoral por el relato porque en la práctica no tendrán consecuencias. No en vano, por primera vez, la ley fija los niveles de conocimiento en las tres lenguas (castellano, euskera e inglés) que debe alcanzar el alumnado al final de la ESO. Un reclamado perfil de salida que todos los centros tendrán que garantizar, mediante el proyecto lingüístico que deberán elaborar en base a las características sociolingüísicas de su entorno.

Ahora, y durante los dos próximos años, el Ejecutivo que salga de las urnas deberá desarrollar la letra de la ley. La norma crea el Servicio Público Vasco de Educación –integrado por centros públicos y privados– que caminará hacia un escenario en el que se garantizará la gratuidad de la enseñanza. Ello pondrá fin a las cuotas que la concertada cobra a las familias. Eso sí, todos los centros que formen parte del SPVE deberán cumplir unos requisitos que, básicamente, pasan por priorizar el euskera, no tener ánimo de lucro, el compromiso contra la segregación y la atención a la creciente diversidad que puebla las aulas.

“Diálogo” como seña

La aprobación de la Ley Vasca de Educación es la guinda del mandato del consejero Jokin Bildarratz, cuya primera decisión –a las 24 horas de ser nombrado– fue citarse con los sindicatos para frenar la huelga que ya estaba convocada para pedir más medios para la red pública. A pesar de que su mandato ha sido bastante movido en el plano social, con las 13 huelgas este curso en la concertada o las movilizaciones contra la ley, lo cierto es que “diálogo” ha sido la palabra que más veces ha pronunciado Bildarratz a lo largo de estos cuatro años. “Diálogo” con la comunidad educativa, para las cosas de la gestión diaria. “Diálogo” con los partidos, para intentar tejer la ley. Y “diálogo” con los sindicatos con los que, según ha reiterado en múltiples ocasiones, se ha reunido más de un centenar de veces.

Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Y algo de cierto tuvo que haber tras semejante exaltación pública del diálogo, cuando tras año y medio de negociación el Departamento suscribió en mayo de 2022 un acuerdo con el 80% de la representación sindical (Steilas, LAB, CCOO y UGT) para reforzar la escuela pública. Aquel importante pacto incluía el adelanto de la asignatura de inglés a los 3 años, más profesorado de inglés en el resto de etapas, un fuerte incremento de los profesionales vinculados a las Necesidades Educativas Especiales, la doble tutoría en la ESO para las aulas de más de 20 estudiantes, la reducción del 8 y 13% del número de estudiantes por aula en Infantil y en Primaria o el aumento de 601 docentes más de Infantil a Bachillerato y otras 265 nuevas plazas en FP.

Más allá de este acuerdo, Educación estabilizó ese mismo año a 3.300 docentes y convocó una OPE con 2.000 plazas que se resolverán este mismo año. Se sumarán a las más de 4.300 plazas resueltas o en proceso de resolución en el concurso de méritos de estabilización de 2023. Las OPEs lanzadas esta legislatura supondrán una disminución de la interinidad estructural en la escuela pública por debajo del 5% para cumplir, dicho sea de paso, la sentencia del Tribunal del Justicia de la Unión Europea contra los abusos sobre la contratación temporal de las Administraciónes del Estado. Además, este curso ha entrado en vigor la gratuidad de las Haurreskolak, lo que disparó un 55% el número de prematrículas.

Refuerzo tras la pandemia

Como en el resto de las facetas de la vida, la pandemia impactó de lleno en el sistema educativo y mandó a casa de un día para otro a 435.000 estudiantes desde la guardería a la universidad. Más allá de las dificultades académicas surgidas por la implantación de la enseñanza on line, la pandemia afloró una brecha digital en la que no se había recaído hasta ese momento. El sistema aún se está recuperando de las secuelas emocionales que provocaron en estudiantes y docentes el encierro, las clases en pijama, los fallos de conexión o la incertidumbre que acompañaron aquellos días de difícil recuerdo. Entonces, el Departamento invirtió 115 millones para apañar los agujeros que la covid iba abriendo en el sistema. Pero echando la vista atrás, se puede decir que la escuela vasca ha salido reforzada de la pandemia. Se puso en marcha programas de formación emocional para el profesorado y el plan antisuicidio en el ámbito educativo. Tras la vuelta a la normalidad, se activó el plan de digitalización (dotado con 202 millones) de la escuela, la FP y la universidad, como palanca de innovación pedagógica. Entre otras cosas, todo el alumnado de más de 10 años tiene hoy un ordenador gracias a la adquisición de 160.000 dispositivos en dos cursos.

Por otro lado, el centro IBM-Euskadi Quantum Computational Center, que se ubicará en la sede de Ikerbasque en Donostia, colocará a Euskadi en la élite de la cuántica mundial. Este superordenador es la máxima expresión de la revolución digital en la que se ha embarcado el Gobierno vasco y supondrá una inversión de 120 millones de euros. En el espacio de la educación superior, la Universidad del País Vasco ha contado con presupuestos expansivos estos años. El inicio de las obras de la Facultad de Medicina en Basurto, el incremento de las plazas en el grado de Medicina y seguir entre las 500 mejores universidades del Ranking de Shanghai son quizá los logros más relevantes que han sucedido en la UPV/EHU desde 2020.

Las claves

La cara La FP sube como la espuma curso tras curso

La Formación Profesional se ha consolidado como una alternativa al itinerario Bachillerato-universidad. Lejos de estancarse tras la crisis, la matriculación no ha parado de subir. Este curso 49.000 jóvenes estudian algún ciclo de FP, un 14% más que el curso 2019-2020. La FP Vasca es el modelo en el que el Ministerio de Educación se ha inspirado para su Ley de FP. Además, Euskadi se ha adelantado un curso en la generalización del régimen de alternancia, que combina la formación en el centro y la formación en la empresa.

La cruz la crisis de natalidad, la gran amenaza

El principal reto de la escuela vasca es la crisis de natalidad. Según el ‘Estudio Prospectivo sobre la Evolución del Alumnado y las Necesidades de la Plantilla del Departamento de Educación’ elaborado por ISEI-IVEI, Euskadi perderá la próxima década 65.000 estudiantes, se cerrarán 4.200 aulas y se jubilarán 10.598 docentes. El Departamento Educación ha emprendido una reflexión estratégica sobre el tamaño de centro público ideal para configurar “una oferta pública de calidad, viable y sostenible”. Será un proceso largo y no exento de problemas.

2024-04-13T06:20:03+02:00
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