Del retorno de Trias al pulso de los barones

Doce comunidades autonómas –todas menos la CAV, Catalunya, Andalucía y Castilla y León–, Ceuta y Melilla y 8.112 municipios dibujarán el próximo 28 de mayo un mapa determinante para los comicios generales que, previsiblemente, se celebrarán en diciembre. El PSOE tratará de mantener su dominio territorial, el PP busca asestar un golpe decisivo al Gobierno de Pedro Sánchez, mientras que Unidas Podemos y Vox se jugarán buena parte de su estrategia futura. El foco estará situado en aquellos feudos donde existen pactos de izquierda así como en Barcelona, con el retorno del posconvergente Xavier Trias, que trasciende de la pugna independentista. Los barones socialistas miran recelosos las consecuencias de las recientes modificaciones del Código Penal que consideran “concesiones al independentismo”. Especialmente en el caso de los presidentes de Aragón, Javier Lambán, y de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que representan al sector más crítico del partido y se juegan sus cargos , como el extremeño Guillermo Fernández Vara y el valenciano Ximo Puig.

Los líderes más combativos con el guion de Sánchez temen que el PP aproveche los acuerdos de investidura para pintar de azul –y de verde ultraderechista– sus gobiernos, a expensas de si la respuesta a la situación económica espoleará al PSOE o, por contra, reportará dividendos en Génova, donde quieren fagocitar a Ciudadanos y absorver al partido de Santiago Abascal. Desde Ferraz se vende el mensaje de que un pinchazo en las expectativas de Feijóo podría colocar a Isabel Díaz Ayuso o Juanma Moreno como candidato a las generales. Una de las principales batallas se librará en la Comunidad de Madrid, donde su controvertida lideresa aspira a reeditar la amplia mayoría cosechada en 2021 y que dejó a los socialistas en tercer puesto, por detrás de Más Madrid. Otra pugna a tener en cuenta se producirá en la Comunidad Valenciana, hoy en manos del PSOE y que resulta decisiva para el PP. Para Unidas Podemos, en cambio, la cita estará marcada por la ausencia de Sumar, el proyecto político de Yolanda Díaz. Los precedentes no son benignos. Desde 2016, la formación que comanda Ione Belarra y sus confluencias moradas han perdido 101 diputados autonómicos y el desafío es ahora mantener lo ganado hasta que se concrete el presunto nuevo frente de izquierdas.

Emiliano García-Page conversa con Ximo Puig. EFE

Municipales decisivas

El resultado de las municipales marcará el escenario de cara a la recta final de la legislatura. En los anteriores comicios locales, en mayo de 2019 –un mes después de las generales , se impuso el PSOE (6.657.119 de votos), seguido por el PP (5.058.542) y Ciudadanos (1.876.906). Sin embargo, en las capitales, los populares cosecharon un balance positivo gracias a los pactos con C’s y Vox. El PP se alzó con las alcaldías de cuatro de las ocho grandes ciudades del Estado español: Madrid, Zaragoza, Málaga y Murcia. Barcelona permaneció en manos de los comunes, aunque el partido más votado fue ERC; Compromís conservó Valencia; el PSOE Sevilla; y el PNV los tres herrialdes de la CAV. Los socialistas ansían con penetrar en las grandes urbes –con Reyes Maroto como candidata en Madrid frente a José Luis Martínez-Almeida, y es que los socialistas no gobiernan en el Ayuntamiento desde 1989–, al margen de retener los gobiernos autonómicos de Nafarroa –donde EH Bildu llega fuerte– Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, Asturias, Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana y La Rioja. La capital andaluza es el principal bastión del PSOE, la localidad más grande donde gobierna. Perder Sevilla sería un desastre, tras sufir en 2002 el batacazo en las autonómicas donde el PP le arrebató la presidencia de la Junta de Andalucía por mayoría absoluta. Otra ministra de Sánchez, Carolina Darias, optará a alcaldesa de Las Palmas.

¿Vuelco en Barcelona?

Barcelona libra otro combate. Todos contra Ada Colau. Esquerra, con Ernest Maragall aún dolido por cómo la regidora le arrebató el bastón de mando gracias al plácet del extinto Manuel Valls–; el PSC, con Jaume Collboni, porque sabe que de su fuerza allí dependen muchas aspiraciones a nivel global; y Junts, confiado en que la vuelta de Trias, al que ha dejado las manos libres, suponga un aldabonazo personal, tomándose la revancha de 2015, y un sopapo al Govern de Aragonès. Así sería según una encuesta que hoy publica La Vanguardia, que refleja el gran vuelco: Junts pasaría de 5 a 12 actas; ERC baja de 10 a 5; los comunes mantendrían sus 10; el PSC sacaría 10; y la CUP y PP, 2 cada uno.