César Charro, experto en seguridad: "Hay una banalización de la violencia y mucha política y poca ciencia"

Este mes negro en cuanto a violencia machista con 13 mujeres asesinadas va a cerrar un año en el que el número de víctimas llega a 50 e incluso podrían ser más si se confirman cuatro casos que hay en investigación. Un drama, una lacra que ha encendido todas las alarmas. Hemos visto reuniones del Ministerio de Igualdad, comparecencia urgente del ministro de Interior y reuniones con el poder judicial teniendo en cuenta que en varios de los casos había denuncias previas de las víctimas. Y la pregunta es, ¿es suficiente con esto? 

La respuesta es no porque tenemos la peor estadística de las dos últimas décadas en el Estado. "Es una violencia estructural", asegura tajante el experto en seguridad César Charro. "Nunca se han destinado tantos recursos económicos contra la violencia machista y no tenemos los resultados que querríamos. Tenemos que cambiar", subraya. 

En su opinión deberíamos trabajar con equipos "multidisciplinares". "Tenemos excelentes criminólogos y no se está aprovechando. No veo esos profesionales en el análisis del problema, psicólogos, psiquiatras, forenses. Hay mucha política y poca ciencia", lamenta el experto en seguridad. 

Considera que hemos llegado a un punto en el que domina la "banalización de la violencia" e incluso en algunos ámbitos, la justificación. Pone como ejemplo, la música y algunas canciones cuyo contenido habla de violencia machista. "La libertad de creación no puede amparar contenidos violentos", señala. 

Educación sí pero también otras medidas 

En ese análisis que hay que hacer, César Charro recuerda que las medidas que se ponen en marcha a veces no funcionan como cuando se detiene a alguien que ha quebrantado una orden de alejamiento y queda en libertad. En otras circunstancias se ha sido, afirma, mucho más duro.

"Cuando ETA estaba activa enseguida los políticos se pusieron de acuerdo para dotar de protección a todos los concejales, a todos los jueces, a todos los fiscales, a muchos periodistas y bastantes profesores universitarios. Miles de personas con dos escoltas y un coche por cada uno. Ese coste lo asumimos como sociedad porque era necesario. Hoy tenemos pocas pulseras de control y algunas no funcionan. No es de recibo", recalca. 

Sin embargo, probablemente nunca se había invertido tanto dinero en la lucha contra la violencia machista por lo que hay algo que no está funcionando. "Hay que sentarse a ver si funciona, ver los fallos y corregir. Llevamos muchos años sin hacer esto", insiste. 

Añade César Charro que con decir que hay que coordinar a todos los departamentos implicados no sirve. 

La educación empieza en casa

La educación es la base de la igualdad y en esto también estamos fallando como sociedad. Tenemos víctimas como la mujer asesinada en Bilbao que pese a que saben sufren violencia machista, no denuncian. "Hay que concienciar a las potenciales víctimas. Las protecciones se ponen en marcha cuando se ha presentado una denuncia pero esa víctima lleva años con una relación tóxica. Los sanitarios tienen mucho que decir. Cuando una mujer llega con lesiones hay que saber qué pasa. Tienen mucho que hacer los interlocutores sociales", afirma. 

Un enfoque dirigido a la víctima y no al agresor. La cuestión, recuerda César Charro, es que tenemos un sistema penal garantista. "Mientras el agresor no cometa un delito, no se pueden restringir sus movimientos a pesar de que poner todo el énfasis sobre la víctima lleve a una doble victimización", explica. 

Si analizamos los datos, comprobamos que la mayor subida en casos de violencia machista se da entre 17 y 25 años. Considera que se debe a una "banalización de la violencia con las redes sociales, determinados autores de música y la autoridad de casa que está fallando", advierte. Y es que autoridad no tiene nada que ver con autoritarismo. "La autoridad viene de reconocer que alguien sabe más que nosotros. En muchos casos dejamos la educación en manos de las redes sociales. Tenemos que transmitir valores", subraya. 

En esa falta de autoridad hay también un exceso de tolerancia o permisividad, añade. "Hemos tolerado la presencia de drogas en la vida de nuestros hijos. Alcohol, cannabis, drogas duras. Cuando un joven empieza a consumir estas sustancias, en cuatro o cinco años no es capaz de calibrar las consecuencias de sus actos", afirma. 

Junto a esto es igual de importante que seamos un ejemplo para ellos. "La educación es de los padres y nos tenemos que mentalizar de esto. No la podemos delegar. La hemos delegado en el colegio que está para transmitir conocimiento y ahora en dispositivos, redes sociales...esto hay que cambiarlo", asevera.

Violencia y ocio nocturno

Y ahí nos encontramos con un ocio nocturno en el que cada vez hay más peleas y agresiones y jóvenes que cuando salen de fiesta van armados. Ya hemos visto lo que ocurre después. El peor ejemplo lo tuvimos en la mañana de Navidad. En este sentido, César Charro se felicita porque el alcalde de Donostia Eneko Goia haya dicho claramente que este año se han incautado 330 armas blancas en la ciudad porque dice que no suele ser lo habitual.

"Cuando hay un problema, hay que reconocerlo aunque nos quite puntos como ciudad aunque nos señale. Lo primero es reconocer el problema y luego ponerle coto. Aplaudo que Eneko Goia diera el dato", señala. "Les tenemos que pedir que nos empiecen a decir la verdad. Hay que reconocerlo con valentía y afrontarlo", añade. 

En este sentido no espera una noche con altercados en Nochevieja porque ya se han tomado medidas preventivas. "No hay que tener miedo a poner medidas", afirma.