Desde hoy hasta el domingo Bermeo celebra su Arrain Azoka, una feria en torno a la pesca y el mar que cumple 30 años. La edición de este año vuelve a sus raíces con la puesta en valor de las técnicas tradicionales de preparación del bonito del norte y con el protagonismo, como suele ser habitual, para las conserveras y los arrantzales de la localidad.

En el programa especial, en directo, que hemos realizado esta mañana en Onda Vasca con motivo de esta Arrain Azoka, Txema Gutiérrez ha entrevistado a Leire Egiarte, coordinadora de Bermeo Tuna World Capital, y a Bitor Agirre, responsable de Marketing de Conservas Arroyabe. Ambos defienden la necesidad de fomentar "unas prácticas sostenibles para garantizar en el futuro la propia sostenibilidad del sector y de las comunidades pesqueras", ya que el objetivo es "que sigamos viviendo y disfrutando del atún y del bonito del norte". Explica Egiarte que "la situación del sector del atún está siendo delicada", por eso "hacía falta aplicar medidas y una gestión global, sostenible, en torno a este sector".

Entre esas medidas, Leire Egiarte destaca las buenas prácticas para evitar "la sobrepesca o la pesca ilegal". Buenas prácticas que pasan, por ejemplo, por "establecer cuotas basadas en evaluaciones científicas, emplear métodos de pesca selectiva que minimicen la captura incidental y proteger los ecosistemas marinos, además de promover la transparencia en la cadena de suministro mediante sistemas de trazabilidad o el cumplimiento de las normativas tanto nacionales como internacionales".

Ejemplo de esas buenas prácticas es el trabajo que se realiza en Conservas Arroyabe. Su responsable de Marketing, Bitor Agirre, nos ha explicado que "el 90% del pescado que utilizamos es de aquí, del Mar Cantábrico, y aquí la flota de bajura utiliza pesca sostenible". Añade que "el bonito del norte se pesca a caña, uno a uno, y en el caso de la anchoa es una pesca de cerco que evita que se pesquen otro tipo de especies de pescado". Además, Agirre destaca el compromiso con el medioambiente que tienen "una vez que el pescado entra en planta" porque aplican una política de 'residuo cero'. "No se echa nada a la basura, se recicla todo, toda la materia orgánica que no vale para la conserva, como pueden ser espinas, piel, etc..., se hace harina de pescado". Por último, desvela que cuentan con una "depuradora propia" para tratar las aguas que salen de la conservera y que solo utilizan envases sostenibles, "nada de plástico", como hojalata y vidrio.

Una evolución que Conservas Arroyabe ha aplicado manteniendo la esencia de la tradición. No en vano el año pasado cumplieron 125 años. Agirre nos cuenta que la empresa la fundó su tataratatarabuelo y asegura que "las conservas se hacen como se hacían antaño. No tienen ningún secreto. De hecho, cuando hacemos visitas guiadas y la gente viene a la fábrica, y es gente de la zona, te dicen: "huele como olía en casa de amama o aitite cuando embotaba bonito". Es que se hace exactamente igual: se cuece con agua y sal, se embota y se esteriliza, que es el baño maría pero a lo grande, y ya está. No tiene ni conservantes ni colorantes, ni nada".