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“Un suicidio cada dos días es un drama, pero no ha habido un aumento considerable”

Echeburúa plantea controlar las armas y los puntos calientes de las ciudades
La vigilancia policial de quien merodee solo por un acantilado es una de las propuestas. | FOTO: PABLO VIÑAS
La vigilancia policial de quien merodee solo por un acantilado es una de las propuestas. | FOTO: PABLO VIÑAS

A falta de los datos de este ejercicio y pese a la percepción social de que los suicidios se han disparado, el catedrático emérito de Psicología Clínica en la UPV/EHU Enrique Echeburúa recurre a las estadísticas de los últimos veinte años para poner las cosas en su sitio. “En la CAV hay aproximadamente de 150 a 190 fallecidos por año, lo que supone un suicidio consumado cada dos días. Eso, por supuesto, es un drama y mucho más si afecta a una persona joven, pero no ha habido un aumento considerable”, determina.

Si las cifras se mantienen en esa horquilla y son “relativamente pequeñas”, cabe preguntarse por qué la creencia de que los suicidios no paran de crecer está tan extendida. “A partir de la pandemia ha habido otros fenómenos que sí han ido en aumento, como la ideación suicida o las conductas autolíticas, sobre todo en chicas adolescentes, pero que no tenían como objetivo directo la muerte. No se puede meter todo en el mismo paquete”, aclara.

A esa sensación de que cada vez más personas se quitan la vida contribuye el hecho de que los fallecimientos por otras causas hayan ido descendiendo. “Es verdad que el suicidio es la primera causa de muerte no natural en el Estado, pero eso tiene mucho que ver con que se han reducido otro tipo de muertes, como las de los accidentes de tráfico, que han pasado de 5.399 en 2003 a 1.145 en 2022, casi cinco veces menos, y eso ha sido debido a las distintas medidas que se han ido tomando”, destaca Echeburúa, quien apunta que muchas de las víctimas en las carreteras eran jóvenes. “Hoy en día, como eso ha disminuido considerablemente, resulta que el tema del suicidio, manteniéndose constante, ha adquirido una dimensión mayor”, explica.

Con todo, urge a adoptar medidas para prevenir y atajar los fallecimientos autoprovocados. “Para mí la sorpresa mayor, desde el punto de vista epidemiológico, no es que hayan aumentado los casos, sino que no hayan disminuido. Eso es lo que podemos considerar como un fracaso del sistema, en el que nos incluimos padres, educadores, sistema sanitario, medios de comunicación…”, enumera y añade, en contraposición, que “en otros fenómenos graves, como los feminicidios en el ámbito de la violencia de pareja, ha habido una disminución desde 2003, aunque un solo caso ya sea terrible”.

Detección en cárceles y colegios

A la hora de buscar soluciones a “este problema de salud pública”, Echeburúa propone “el control de armas, especialmente en policías o militares, pero también en cazadores”; medidas arquitectónicas, como que “las ventanas de los edificios altos no se puedan abrir por completo” o “la vigilancia sobre los puntos calientes de las ciudades, como viaductos, puentes, miradores o acantilados”. En este sentido, pone como ejemplo “la instalación de mamparas de metacrilato en un puente que dificulten el poder tirarse” o “la vigilancia policial cuando se vea a una persona merodeando en solitario por un acantilado”.

La supervisión de “las personas de nuevo ingreso en las cárceles, donde hay una sobretasa de suicidios”, la detección de “personas de riesgo” en el ámbito escolar, la información responsable en los medios de comunicación o que “los ansiolíticos no estén al alcance de los adolescentes en las casas” son otras de las medidas para atajar los suicidios, junto con otros recursos, como el Teléfono de la Esperanza: 944 100 944, la Línea 024 de Atención a la Conducta Suicida o la Asociación de personas afectas por el suicidio de un ser querido, Biziraun.

2023-09-11T05:16:03+02:00
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