TAMBORRADA 2024: ¿Cómo tocar bien el tambor y el barril?

Las tamborradas llevan semanas ensayando para que todo salga perfecto el Día de San Sebastián, tanto en Donostia como en Azpeitia. Porque la fiesta no se vive solo ese día, el ambiente y los nervios comienzan con los ensayos.

En Onda Vasca, nos hemos colado en el último de los ensayos de la tamborrada de 'Amara Berri Ikastetxeko Danborrada'. Iñaki Zubimendi, su director, lleva 20 años al frente de esta tamborrada y este 2024 será la última vez que les dirija. Pero su amplia experiencia y bagaje no caerá en saco roto. Al frente de 'Amara Berri Ikastetxeko Danborrada' deja a un buen sucesor y este año, además, ha asesorado a una de las dos tamborradas que salen por primera vez, en Donostia, en el Día de San Sebastian.

La estética es importante

Una de las primeras claves que explica Zubimendi a los tamborreros es la importancia de la imagen que trasladan al público. En este sentido, pone el foco en la elegancia, en cómo levantar los brazos; en definitiva, en la estética. Asegura que "hay muchas maneras de ver la tamborrada pero para mí es muy importante la estética. Hay muchos que dirán que esto es una tontería. Pero la estética, al final, te permite llevar bien la cadencia de las obras".

Destaca Zubimendi que "el tambor es un instrumento de percusión y, a veces, de golpe a golpe tiene que pasar un tiempo. Si ese tiempo lo realizas levantando debidamente los brazos, da otra imagen, sobre todo, de cara al público que lo ve". Así, detalla que "en la tamborrada hay golpes lentos y golpes rápidos. En los golpes lentos, los brazos tienen que hacer algo; puede esperar abajo el brazo a que venga el siguiente golpe que también es lento, pero si ese hueco lo llenas levantando los brazos parece que al público le da otra sensación... y cuando son 100 personas tocando y levantando 200 brazos, todavía el efecto es mucho mejor. Y vuelvo a decir: se lleva muy bien las cadencias de la obra porque, a veces, se combinan series de tres golpes rápidos... y si vas combinando con subidas y bajadas, vas al segundo con la obra. Esa es la sensación que voy buscando yo".

¿Con una o dos manos?

Iñaki Zubimendi cree que "hay muchos estilos de tocar. Hay muchas tamborradas que les gusta tocar a dos manos. Pero también hay muchos momentos. Yo creo que en las obras, hay momentos en que se prioriza el volumen y hay otros momentos en que se prioriza la ligereza. Hay momentos para todo, también para tocar a dos manos, sobre todo, cuando se combinan golpes con redobles, en Polka, Retreta, en Diana, no digamos en Tatiago".

El director de 'Amara Berri Ikastetxeko Danborrada' advierte que "si la tamborrada entera basa su forma de tocar en los dos brazos, automáticamente el volumen baja a la mitad", por ello, él en muchas ocasiones pide a los tamborreros que alternen las manos a la hora de tocar. "Hay un momento, por ejemplo en la Marcha de Deba, que se tocan 7 golpes superrápidos y, entonces, es muchísimo más cómodo tocar a dos manos, alternando brazos. Cuando tocas con las dos manos a la vez es espectacular pero es más complicado también".

Otra de las piezas que desgrana Zubimendi es la Marcha de Donostia. "Es una marcha solemne, yo tocaría esa obra a dos manos porque no hay ningún redoble en esa obra. Y además extendiendo los brazos porque eso le da la solemnidad que tiene la obra". Y añade: "en la Diana que hay redobles, la primera respuesta es a dos manos, la segunda a una mano porque ya viene un redoble en medio... Polka, alternando brazos porque hay golpes con redobles... Retreta es parecido a Diana..."

Consejos para primerizos en la tamborrada

Y especialmente nerviosos estarán, de cara a las tamborradas, quienes participan en ellas por primera vez. Para ellos, Zubimendi tiene un valioso consejo: "que os despistéis poco, que estéis concentrados, los ojos en el director y el oído en la música, fundamental. Hay que saber equilibrar la disciplina y la diversión. La obra dura 3 minutos y en esos 3 minutos, hay que estar al 100% de concentración en el director y en la txaranga, en la música". Ya cuando "termina la obra, nos relajamos".

El mensaje final de Zubimendi va dirigido a la parte emocional de los primerizos: "Sobre todo, que lo viváis con ilusión, porque la ilusión del primer año no la vais a volver a tener".