"No dejéis que el porno violento sea el educador sexual de vuestros hijos"

Padres y madres siempre hemos tenido pudor a la hora de abordar ciertos aspectos de la educación de nuestros hijos. El sexo y la sexualidad es uno de ellos. Pero si algo nos debe quedar claro a todos es que en estos momentos ya no valen ni los pudores ni las excusas. La educación afectivo sexual es posible y necesario y es el momento de abordarla cobn nuestros hijos porque "el porno es el referente educativo de toda una generación" como nos ha explicado en Onda Vasca el psicólogo y sexólogo José Luis García. 

Con cientos de artículos publicados, 16 libros a sus espadas y decenas de conferencias, José Luis García se ha convertido en un referente para padres y madres. Quizás porque aborda esta cuestión desde el ámbito que le compete. "Hace 43 años publiqué un artículo en el que decía que dejar la educación sexual en la pornografía iba a ser un problema", comenta. Esa realidad es con la que nos estamos dando de bruces en estos momentos. 

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24:29

Educación ante el porno

El psicólogo y sexólogo José Luis García aboga por la educación afectivo-sexual como única herramienta para que el porno no sea el referente educativo de toda una generación 

Educación afectivo sexual.

José Luis García apunta claramente a padres y madres como uno de los problemas principales. "En los años 80 impartía conferencias y te venían 130 familias. Ahora te vienen 10 mujeres. La sociedad está anestesiada. Estamos ante un problema superior al alcohol. El efecto aditivo al porno es superior", advierte. 

"Todos los niños necesitan una educación sexual y afectiva básica", afirma y es lo que va a marcar su futuro y que este sea sano. "Luego la gente de adulta si no, sufre. Si no damos respuesta a esas necesidades y preguntas que hacen, la van a buscar fuera, en la calle", alerta. 

Y considera que padres y madres deben darse cuenta del error que cometen al pensar que nada ha cambiado respecto a cuando ellos eran pequeños. "Internet ha cambiado las reglas", destaca. "Tenemos porno brutal a disposición de niños de 6 años. A los 8 con la entrega del móvil con la comunión. El origen es que ellos necesitan saber. Si no les damos respuestas, otros se la darán", insiste. 

Nuestros menores se educan a través de las redes sociales. Ahí va un dato que lo demuestra. "Un 25% de los jóvenes españoles consume entre mil y cinco mil horas de porno violento. Que un niño antes de dar un beso haya visto tortura sexual a una mujer es dramático", subraya. Y ojo que no se trata de decirle al niño que no vea ciertas cosas sino de prepararle para los vídeos que le van a llegar. "No es que el niño busque, es que el porno les va a buscar", explica el sexólogo. Enfrente tienen una de las industrias más poderosas del mundo como es la industria pornográfica. "Va a estar donde están los niños. Quieren captarles y hacerlos adictos. El poder adictivo es extraordinario. Es una droga. El sexo lo es. Y por eso el producto que trabaja el porno es el placer sexual y todo el mundo lo busca", explica. 

"Cuando un cerebro ve un estímulo sexual reacciona inmediatamente. Es una respuesta natural programada hace millones de años. Esto es lo que hace que el sexo y el porno sean adictivos. Por qué lo consumen los hombres, porque excita, da placer y es gratis", describe. Pero el porno lo consumen niños y niñas, un porno violento y esto puede generar casos terribles como vemos después en las noticias de violaciones a menores. "El consumo de porno violento a edades precoces de forma abusiva y sin educación sexual es probable que sea un factor que promueva conductas sexuales. No hay una razón causa efecto pero sabemos que es el manual de instrucciones de nuestros chicos y chicas", afirma. 

"El porno propone una felación, penetración vaginal, anal y sin condón. Por supuesto sin ternura, sin amor, con insultos, azotes….es lo que ven y se excitan con ello. El cerebro se llena de dopamina", explica pero en el caso de los menores, puntualiza, tienen el cerebro "en construcción". "Si un anuncio de 20 segundos influye en los espectadores, cómo no va a influir mil horas de porno. Es muy probable que trasladen ese modelo a las relaciones sexuales", lamenta. 

Niñas que normalizan el sexo con dolor

Reconoce que en sus conferencias cuando habla con los chicos y las chicas le cuentan cosas increíbles. Y pone el acento, por ejemplo, en las niñas que tienen relaciones sexuales con dolor y sin placer. "Eso vende el porno, es una barbaridad", subraya. "La sexualidad es una dimensión positiva de la vida siempre que se de en el mutuo acuerdo. Si hay violencia y traspasamos la línea es violencia", sentencia. 

"El porno erotiza la violencia", prosigue, "y nos dice que es erótico someterse a la violencia. Encontramos chicas que disfrutan siendo vejadas y maltratadas. Yo dudo que en realidad las haya", subraya. 

Ante esta perspectiva, destaca la necesidad de dar alternativas. En realidad solo hay una. "La alternativa, la única que tenemos, es educar. La pornografía es un negocio impresionante y va a seguir existiendo. Tiene un filón. El producto es el placer. La pornografía dejará de existir cuando deje de consumirse", señala. 

En este sentido pide a padres y madres que no lo dejen todo en manos de los controles parentales en el móvil. "La pornografía va a seguir ahí", destaca y de ahí que lo importante sea apostar por la educación. "Exige responsabilidad, tiempo y la sociedad no está por la labor", lamenta. "¿En cuantos colegios de Euskadi hay educación sexual contemplando la pornografía?", se pregunta. "Son temas que no se tocan", critica.

José Luis García ofrece talleres para madres y padres vergonzosos. "Son talleres para formarles. O ustedes lo hacen o el porno", remarca. "Soy consciente que es el único camino que tenemos para frenar y reducir los efectos. La adición al porno es muy grave", destaca. Y pide a los padres que "se armen de valor y digan no quiero que les pase lo mismo que a mí". 

"Hacer el amor es una maravilla pero no lo mezclemos con la violencia. El porno altera la empatía y al que lo consume le da vergüenza y lo justifica. No se puede consentir. Hay que romperlo" concluye.