Alice Milliat fue una de las fundadoras de la Federación de Sociedades Deportivas femeninas en los años veinte del siglo pasado. Ante la negativa del creador de las Olimpiadas modernas de incluir el atletismo para mujeres en los Juegos, organizó en 1922 unos Juegos Olímpicos femeninos en París pero la crisis económica dejó sin recursos a las distintas asociaciones y la Federación de Sociedades Deportivas Femeninas tuvo que desaparecer. No fue hasta después de la II Guerra Mundial cuando se fueron ampliando las disciplinas deportivas en los Juegos Olímpicos pero el proceso fue lento al igual que la rehabilitación de la importante labor de Alice Milliat.