La primera parte de la marquesina de la estación del Norte llega hoy a Asturias para su restauración

El pasado mes de abril se derribó la estación del Norte en Donostia, unos obras destinadas a la creación de la que será la nueva estación de tren de San Sebastián. Estos trabajos los está realizando Euskal Trenbide Sarea (ETS) aunque van a dejar la restauración de la marquesina roja, la gran característica de la estación, en manos del taller Lualva de Asturias.

Esta marquesina es una creación de la Factoría Eiffel y llevaba recibiendo a las y los pasajeros desde 1881 en la capital guipuzcoana. Hoy, 142 años después es la estación la que viaja, concretamente al pueblo de Carreño, en Asturias. Se trata del primero de los cinco transportes especiales que se realizarán hasta el viernes, nos lo contaba en Gipuzkoako Kale Nagusia de Onda Vasca Luis Álvarez, administrador de Lualva,

"Cada pieza se va a transportar de forma especial por carretera, con una longitud de 21,5 metros de largo, la marquesina se va a dividir en cinco partes para preservar los tensores, que son la mayor característica de la estructura metálica".

Los tensores a los que hacía referencia Álvarez son las barras redondas que unen las dos cabezas de los triángulos que conforman la marquesina, la cerchas. "Si estas se desmontaran, como llegó a barajarse, podrían perder fuerza y deformarse".

Por el momento, los trabajadores de la empresa han visto la estructura montada y, afirmaba el administrador, habrá partes que tendrán que sustituirse por completo debido a su deterioro aunque "una vez las piezas estén en el taller, se les realizará un tratamiento con arena para eliminar todos los restos de pintura y dejar la estructura como en origen, entonces podrá determinarse con exactitud qué tipo de reparaciones serán necesarias". Pero, confirmaban desde el taller, la marquesina se ha mantenido en muy buen estado y ha estado protegida por la pintura.

Respecto a los plazos, "es difícil dar fechas concretas" pero se estima que todo el trabajo de restauración lleve a los herreros asturianos unos tres o cuatro meses de labor.