“He aprendido a no tomarme tan en serio los insultos, aunque duelen mucho”

Ya son varias las obras que ha publicado Carme Chaparro, en una pasión, las letras y la literatura, que combina con su amor por el periodismo, ese que ejerce en televisión a través de programas como Informativos Telecinco, Cuatro al día o Mujeres al poder. Tras dar a luz a novelas como No soy un monstruo, La química del odio, Calladita estás más guapa o No decepciones a tu padre, hace unos meses regresó a las librerías con Delito, un thiller que arranca de forma vertiginosa, con varias personas saltando al mismo tiempo desde los alféizares de un rascacielos. Ninguna de ellas se había registrado en recepción. No llevan nada que les identifique, y no se conocen entre ellos.

Su vida siempre ha estado muy ligada a la televisión. ¿Qué fue lo que le atrajo de la letra escrita, de la literatura? 

Antes que el Periodismo estuvo la literatura. Leo desde muy pequeña, como forma de salvar mi vida. Porque al final cuando eres pequeño, y yo siempre he sido una niña muy angustiosa, los libros eran mi refugio, mi forma de desconectar, de vivir otras vidas, de sentir la felicidad o el sufrimiento de otros, pero de alejarme de la vida que yo tenía, que no era mala pero yo era así, mi cabeza siempre va más rápido y piensa lo peor. 

La literatura era su vía de escape.

La literatura siempre ha sido mi vía de escape. Yo me quedaba leyendo hasta altas horas de la madrugada, y como compartía habitación con mi hermana, por la noche me encerraba en el baño y encendía la luz para seguir leyendo. Pero siempre ha sido para mí algo que me ha generado gran respeto. Yo nunca pensé que iba a ser capaz de escribir un libro hasta que de repente apareció la idea de No soy un monstruo y se montó la mundial con esa novela. Y hasta aquí hemos llegado, cuarta novela después. 

Los títulos de sus novelas llevan frases como pueden ser Calladita estás más guapa o No decepciones a tu padre, que aunque no directamente, en alguna ocasión hemos escuchado.

Siempre. ¿Cuántas veces, sobre todo a la generación de nuestras madres, les han dicho calladita estás más guapa? A mí también me lo han dicho, aunque no así directamente. 

Eso también se ve en espacios como las redes sociales. 

Uf, el odio hacia las mujeres en redes sociales...

¿Lo ha sufrido alguna vez? 

Sí, mucho. Es muy duro. Yo he aprendido a no tomármelos tan en serio, aunque te duelen mucho los insultos. Y sirven para que gente que en sus vidas no son nadie se sientan importantes. Yo me repito a mí misma “Si esta persona te dijera esa burrada ahora aquí, en esta cafetería, no le harías ni caso”. En las redes tenemos que hacer igual, pero es verdad que hay varios estudios sobre la cantidad de odio vertido sobre las mujeres por el hecho de ser mujer, y además con insultos sobre el cuerpo. 

Lo que también pone la piel de gallina es el comienzo de su nueva novela. ¿Cómo nace la idea para dar luz a Delito?

Las historias nacen de preguntas que uno se hace. Y estaba yo un día cenando en Madrid con unas amigas. No me encontraba demasiado bien, y volvía a casa en taxi. Hacía calor y me apoyé en la ventanilla del taxi. Cambió de carril y al abrir los ojos me encontré con el edificio España, un mastodonte que preside la plaza. Y vi alguna habitación del hotel encendida, y de repente se me cruzó por la mente eso de “¿Y si ahora se abrieran diez ventanas y se tiraran diez personas que no se conocen de nada de la misma planta?”. Y a partir de ahí me inventé la historia que hay detrás de esas diez personas. 

Uno de los personajes es una periodista de éxito que ha desaparecido durante mucho tiempo. ¿Estos personajes y sus vivencias beben de algo real?

Sin hacer spoilers, las cosas que al lector le puedan parecer más absurdas son reales, y hay mucho de real. Cualquier lector que quiera, me puede escribir por privado para saber si es verdad, y yo le mando los enlaces. Además, siempre hay periodistas en mis novelas porque evidentemente es un mundo que domino. Y porque a la gente le genera mucha curiosidad saber cómo trabajamos, lo que hay detrás de una pantalla de televisión, cómo se gestan los programas de televisión... Y luego también porque a mí me gusta hacer autocrítica. Yo no pinto todo bonito, ni digo que los periodistas lo hacemos todo bien. 

Trata temas de actualidad, como son los suicidios, cómo viven las familias o parejas de las personas denunciadas por violación... ¿Cómo ha sido tratar estos temas en la novela?

Lo que te permite la novela es ficcionar en la emoción. Todos los casos que cuenta la novela pueden ser perfectamente reales. Hay algunos de hecho que lo son. Pero te permite inventarte las emociones de los personajes, que tú sabes que son reales, pero que no puedes atribuir a una persona si esa persona no te lo cuenta. Entonces, en los delitos de violación estamos siempre acostumbrados a poner el foco en el violador, en la víctima... Pero también hay otra parte que sufre, que son las familias del violador.

Además, algo que no puede faltar en un thriller son los asesinatos. ¿Qué siente cuando un personaje al que le ha dado la vida sobre el papel debe morir?

Me da mucha pena matar a un personaje porque cuesta mucho crear a un personaje. Estás inventando la historia de una persona. Pero yo creo que la vida es así. En la vida la gente se muere, y todos sufrimos, todos lloramos... Y de alguna manera también disfruto matando en la ficción (risas). 

¿Y ahora qué le depara el futuro? ¿Tiene algún otro proyecto entre manos?

Todavía no puedo hablar de ellas, pero tengo varias cosas entre manos muy muy emocionantes. Creo que viene un tiempo muy emocionante, con muchos cambios -los cambios dan vértigo-. Pero creo que me va a completar mucho. Así que estoy nerviosa, pero contenta y agradecida por toda la gente que me lee. Y va a haber más, ya veréis.