¡Hay partido! un grupo difícil pero no imposible

Esto es la Champions League y aquí cada punto cuesta sangre, sudor y lágrimas. A semejante obviedad hay que añadirle, además, un dato objetivo que da buena cuenta del nivel de la competición: el supuesto rival débil de la Real Sociedad en esta próxima edición, el Salzburgo austríaco, apeó a los txuri-urdin de la Europa League hace solo cinco años. No, no es que al cuadro guipuzcoano le correspondiera este jueves en Mónaco un grupo flojo y facilón. Pero es que la tarde pareció encaminarse por momentos hacia una combinación terrorífica que habría emparejado a los de Imanol con PSG, Dortmund y Milan. Cuando su bola fue sorteada, existían un 25% de posibilidades de que el grupo de la muerte fuera para los blanquiazules. Sin embargo, la fortuna envió a estos con Benfica e Inter de Milán, además de con el propio Salzburgo. Poca broma. Pero pudo ser peor.

El temor a caer en ese famoso grupo F, felizmente esquivado y adjudicado luego al Newcastle de Isak, condicionó todas las sensaciones durante el sorteo, en clave realista. Pero el baile de bombos y bolas ya es historia, y ahora toca analizar lo ocurrido mirando al futuro, no al pasado. En este sentido, lo que espera durante los próximos cuatro meses sitúa al cuadro txuri-urdin ante una auténtica prueba de fuego, posiblemente más dura de lo que dice el teórico cartel de sus contrincantes. No cabe incluir en este último saco, eso sí, al Inter de Milán, todo un subcampeón de Europa que completó hace tres meses una magnífica final en Estambul (pese a la derrota) y que conserva todos los automatismos propios del técnico Simone Inzaghi. Palabras mayores los italianos.

Vamos ahora con Benfica y Salzburgo, bastante más fieros de lo que el aficionado medio pueda pintar a ambos. Los lisboetas vienen de ganar la liga lusa y de, sobre todo, firmar una gran Champions el pasado curso, siendo campeones de un grupo compartido con PSG y Juventus y alcanzando luego los cuartos de final tras apear al Brujas. A ellos les eliminó, precisamente, el Inter de Milán. Mientras, un par de peldaños por debajo de los portugueses estaría el Salzburgo, cuya plantilla y cuerpo técnico han variado este verano tras sufrir mucho en mayo para ganarle la liga al Sturm Graz. Los austríacos se han renovado a base de talento joven y manteniendo también, porque va en su idiosincrasia de club, un fútbol físico, vertical y eléctrico que pondrá a prueba el ritmo que la Real trae de serie de la Liga.

Volvemos a la primera frase de este artículo: cada empate, ni qué decir cada victoria, van a costar un mundo, pero a esto hay que añadirle lo fiable que el cuadro txuri-urdin viene mostrándose en cuanto a su competitividad. Teniendo en cuenta esto último y que los rivales, aún resultando muy difíciles, no se antojan inalcanzables, la buena noticia en clave blanquiazul reside en que hay partido, para todo además, para ser terceros y seguir en la Europa League e incluso para acceder a los octavos de final de la Champions. La ambición que siempre ha mostrado la escuadra de Imanol encara su reto más complicado, por la magnitud de los adversarios y por el glamour del escenario. Dada la belleza del objetivo, podemos felicitarnos de no haber caído en un grupo glamouroso para el turisteo y utópico en cuanto a las opciones de éxito. Es mejor así.