Vida y estilo

Estos son los motivos por los que engordarás si te vas a vivir con tu pareja

No hay un solo culpable de 'la curva de la felicidad', sino que son varios los factores que hacen que los enamorados ganen unos kilos de más
Una pareja come patatas y palomitas mientras ve la tele.
Una pareja come patatas y palomitas mientras ve la tele.

Cuando una pareja inicia una relación todo es amor y felicidad y las ganas de hacerlo todo juntos y los planes para dos copan sus agendas. Con el tiempo darán un paso más y ese deseo de compartirlo todo les llevará a convivir bajo el mismo techo.

Pues bien, distintos estudios avalan que tanta felicidad tiene una contrapartida y es que el amor engorda. Cuando nos enamoramos ganamos algún que otro kilo, pero al irnos a vivir juntos la báscula se dispara. Es evidente que la culpa no es del estado civil, sino de los cambios de hábito que adoptamos al vivir en pareja.

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Carolina del Norte en 2016 demostró que cuanto más felices eran los miembros de una pareja, más engordaban. La investigación afirmaba que en un periodo de cuatro años, las personas que mantenían una convivencia feliz habían engordado una media de 4 kilos.

Dos jóvenes comen pizza en el salón de su casa.

Dos jóvenes comen pizza en el salón de su casa. Freepik

Este fenómeno que algunos llaman la curva de la felicidad no parece tener una explicación fácil, pero según los expertos no hay un solo culpable. Son varias las razones que pueden llevar a este aumento de peso. Algunas de ellas son:

1- Cambios vitales. Irte a vivir con tu pareja puede traer cambios a tu vida como cambiar de casa, de barrio, de ciudad, de trabajo, de amigos, de hábitos... Cualquiera de ellos puede influir en tu estilo de vida haciéndote ganar algún kilo de más.

2- Estabilidad. Una situación más estable, en la que no estamos buscando pareja, puede facilitar el aumento de peso.

3- Sedentarismo. Las agendas de la pareja ya no giran solo en torno a ellos y la logística del día a día se vuelve más complicada. Todo esto nos resta tiempo para dedicarlo al deporte o para llevar un estilo de vida más activo. Acabaremos cansados y el sofá nos atrapará y pasaremos más tiempo tumbados viendo la televisión.

Una pareja remolonea en el sofá mientras pican unos dulces.

Una pareja remolonea en el sofá mientras pican unos dulces. Freepik

4- Malos hábitos. Si uno de los dos miembros de la pareja no hace nada por cuidarse es posible que acabe contagiando al otro y ganen los malos hábitos. Hay que tratar de cuidar la dieta sin tomar medidas muy drásticas para evitar el rechazo. Los cambios de hábitos en la pareja deberán reeducarse y siempre funcionarán mejor si son cosa de los dos.

5- Mayor carga de trabajo. A las obligaciones laborales de cada uno hay que sumar la atención de todos esos asuntos domésticos que ahora forman parte de lo común: gestiones relacionadas con la vivienda, limpieza de la casa, ropa, compras, comidas...

6- Comer en compañía. Comer con alguien que come más que nosotros probablemente hará que nos sirvamos más comida que si estuviéramos solos. Por lo general, según los expertos, los hombres comen más pero suelen ser más activos, mientras que las mujeres comen menos pero son más sedentarias. Además, tener casa, sobre todo a una edad temprana, abrirá la veda a todo tipo de comidas y cenas con amigos o familia.

Una pareja cena con amigos en su casa.

Una pareja cena con amigos en su casa. Freepik

7- Pedir comida a domicilio. Una pizza, una hamburguesa o comida china a domicilio pondrán seguramente el colofón a una tarde de invierno de peli y manta. Este tipo de comida rápida e hipercalórica nos resulta más placentera y sobre todo muy cómoda cuando tenemos pocas ganas de encender el fuego.

8- Las culpas compartidas son menos culpas. Darnos un capricho gastronómico compartiendo la experiencia con la pareja minimiza el sentimiento de culpa.

9- Estrés. Existe una relación entre nuestra situación emocional y las necesidades alimenticias que tenemos en cada momento. Al comer se libera serotonina, hormona relacionada con el estado de ánimo. El estrés y la ansiedad nos harán comer más.

10- Disminuye la preocupación estética. En el caso de las parejas consolidadas, sus miembros se acomodan y el deseo de conocer a otras personas pasa a un segundo plano. Esto puede hacer que perdamos el interés por mantener un aspecto cuidado y, por consiguiente, que no prestemos la atención debida a la dieta.

Como conclusión, vivir en pareja y no engordar es posible, aunque seguramente no será fácil. Conseguir unos hábitos de vida saludables con una dieta equilibrada y una buena dosis de ejercicio harán que puedas darte algún que otro capricho sin perder la línea.

2022-10-24T10:08:03+02:00
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