La menopausia marca el final de la vida fértil de la mujer y llega acompañada de una serie de síntomas que pueden afectar al día a día: sofocos, insomnio, irritabilidad, sequedad íntima, aumento de peso y mayor riesgo de osteoporosis y problemas cardiovasculares. Estos cambios están relacionados con la disminución de estrógenos, la hormona que hasta entonces ejercía una protección natural sobre huesos, corazón y sistema nervioso.
La buena noticia es que la alimentación puede convertirse en un aliado fundamental. Algunos nutrientes y alimentos actúan como moduladores naturales de estos cambios y ayudan a reducir las molestias. Entre ellos destaca un protagonista que en los últimos años ha ganado terreno en la investigación científica: la soja.
Una aliada secreta
La soja es una legumbre originaria de Asia que se ha incorporado poco a poco a la dieta occidental. Lo que la hace especial para la menopausia es su contenido en isoflavonas, unos compuestos vegetales conocidos como fitoestrógenos porque su estructura es similar a la de los estrógenos humanos.
Cuando los niveles hormonales descienden en la menopausia, las isoflavonas pueden ejercer un efecto modulador. No sustituyen a las hormonas, pero se unen a receptores en el organismo y ayudan a reducir síntomas como los sofocos o la sudoración nocturna. Varios estudios han demostrado que una ingesta regular de soja puede disminuir la frecuencia e intensidad de estos episodios.
El consumo de soja también tiene efectos positivos sobre la salud ósea, ya que contribuye a mantener la densidad mineral y a prevenir la osteoporosis, un problema muy frecuente tras la menopausia. Además, aporta proteínas de alta calidad, calcio y magnesio, nutrientes clave para fortalecer huesos y músculos.
granos de soja
En el ámbito cardiovascular, la soja también ofrece ventajas. Ayuda a regular el colesterol, disminuyendo el colesterol “malo” y favoreciendo el colesterol “bueno”, lo que se traduce en una mayor protección frente a infartos y enfermedades del corazón, riesgos que aumentan con el descenso de estrógenos.
Cómo incorporarla a la dieta
Introducir soja en la alimentación es sencillo y no requiere grandes cambios. Se puede consumir en forma de bebidas vegetales, tofu, edamame, tempeh o yogures de soja. Otra opción son los productos enriquecidos con isoflavonas, aunque siempre conviene consultar con un profesional antes de recurrir a suplementos.