Política

Dos expertas señalan al mal uso de la tecnología en la pérdida de derechos

Proponen retomar "las riendas" del consumo informativo frente a la 'dictadura' del algoritmo
Renata Ávila, abogada y miembro del equipo jurídico de Julian Assange; y la periodista Olga Rodríguez.
Renata Ávila, abogada y miembro del equipo jurídico de Julian Assange; y la periodista Olga Rodríguez.

La tecnología siempre es una oportunidad, pero el mal uso que se hace de las nuevas herramientas digitales ya tiene consecuencias sobre nuestras libertades y derechos.

Es lo que alertaron ayer por la tarde la abogada Renata Ávila y la periodista Olga Rodríguez, dos expertas en mundo digital y derechos humanos que participaron en la tercera entrega del ciclo internacional FORU de Justicia, Derechos Humanos y Democracia del Gobierno de Navarra.

En esta ocasión, la charla estuvo organizada por el Departamento de Políticas Migratorias y Justicia del Gobierno de Navarra junto a la Unidad de Innovación Social, una iniciativa del Departamento de Desarrollo Económico. De hecho, fue el consejero Eduardo Santos el encargado de abrir una charla que trató de analizar los efectos que tiene sobre nuestras libertades el algoritmo de selección de noticias y prioridades que utilizan las redes sociales y los motores de búsqueda, y cómo “volver a tomar el control” es necesario para evitar la visión tan parcial y sesgada que hace llegar hasta nuestros dispositivos el algoritmo de las grandes tecnológicas. Empresas que, por otra parte, han hecho de este mecanismo una fuente de beneficios casi infinitos a costa de nuestros datos y un mayor control tanto personal como del debate.

Es lo que desgranaron por casi una hora ambas expertas, cuyos perfiles se complementaron bien en un coloquio moderado por el periodista Dani Burgui. Ávila, abogada especializada en mundo tecnológico y miembro del equipo jurídico del activista Julian Assange durante los últimos doce años; y Rodríguez, periodista de larga trayectoria y experiencia en la cobertura de conflictos internacionales y situaciones de vulneración de derechos humanos en Palestina o Yemen, lugares con poca penetración general de internet donde se hace un “ninguneo al desconectado”. Las dos coincidieron en cómo una serie de servidumbres, derivadas e impuestas por un mal uso de la tecnología que se ha enquistado, han empobrecido nuestro debate público y, por consiguiente, nuestra democracia.

LA DIETA INFORMATIVA

La tecnología nos ha hiperconectado y nos ha sumido en la cultura de la inmediatez. “Antes yo podría ir de corresponsal tres meses a un lugar, aprender, hacer fuentes, y contar lo que pasaba. Ahora te mandan tres días y te piden crónicas desde el momento en el que llegas al aeropuerto”, lamentó Rodríguez. Esa prisa, ese contar lo que sea para engordar las métricas, es la antesala de la banalidad, del “infoentretenimiento”, cuando no “basura”.

El consumo ligero y absolutamente dirigido por parte de los algoritmos ha condicionado la “dieta informativa” hasta tal punto que entre lo que realmente ocurre y es importante para una persona y lo que esa persona recibe en su móvil va un abismo.

UN PERFIL, TRES 'MENÚS'

Ávila puso un ejemplo que experimentó ella misma en Argentina. En su equipo configuraron tres teléfonos con tres perfiles casi calcados, pero con una mínima variación de preferencias. Tres perfiles de tres chicas de 25 años en la misma localización, siguiendo a los mismos medios, pero una con una tendencia más de izquierda, otra de centro y otra de derecha. La información que les llegaba al teléfono a cada una de ellas era tan distinta entre sí que sorprendió hasta a los investigadores. Y las noticias que verdaderamente podrían ser importantes para una mujer de 25 años en esa ciudad –habló de un feminicidio, por ejemplo– no les apareció a ninguna de las tres. El algoritmo da que pensar.

Frente a ellos, Ávila abogó por superar la narrativa fatalista y “tomar las riendas”, añadió Rodríguez. “Estar bien informado es una militancia”, siguió. “Conlleva esfuerzo”. Pero es crucial porque “una sociedad mal informa es fácilmente manipulable”, completó Ávila. “La selección algorítmica puede hacer que nos perdamos cosas muy importantes. Recuperemos ese espíritu del periódico impreso, donde podíamos pasar de Política a Deportes, pero en última instancia era nuestra mano la que decidía, y no un algoritmo”.

2022-09-25T06:11:02+02:00
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