Bizkaia

Los niños preguntan: "¿Cuándo vamos a ir al cole?"

Mikola y Natalia con sus hijos biológicos y de acogida Ruslan, Taras, Bogdan, Nazar, Maksim, Yulia, Mark, Zajar, Oleksandr, Nikita y Vladislava están acogidos en el hotel de Bilbao.

 "Tenemos once, un equipo de fútbol". Tras el estremecedor relato de su huida de Ucrania, a Natalia Borodulina se le intuye la sonrisa bajo la mascarilla cuando se refiere así a su prole. Lo cierto es que "son muy deportistas y se han apuntado a fútbol, baloncesto y al gimnasio", comentan ella y su marido, Mikola Borodulin.

Orgullosos, muestran en su móvil fotografías de varios de sus hijos con uniformes de kárate y un buen puñado de medallas al cuello y trofeos. También un retrato del mayor con chaqueta y gorro de cocinero. Desprenden felicidad en esa otra vida que aún nadie sabe cuándo podrán retomar.

"También bailan y tocan instrumentos. Se han apuntado a guitarra y piano en una academia. Son muy activos", explican sus padres. Tanto que, pese a estas y otras actividades que les organizan los voluntarios, el día se les hace largo. Y eso que acuden, al igual que sus progenitores, a clases de castellano. "Los niños están preguntando: ¿Cuándo vamos a ir al colegio? Tienen ganas. Están en las habitaciones del hotel aburridos, no hay ordenadores, no entienden la tele, son de diferentes edades...", señalan. De hecho, el mayor cumplirá 18. Los pequeños tienen 10.

Este mes los padres tenían previsto reunirse con CEAR para tratar, entre otros asuntos, sobre la escolarización de los menores. "Tenemos 51 niñas y niños entre los dos hoteles Ilunion y todavía están sin escolarizar", detalla la traductora, Tatiana.

Si pudieran, acogerían más

La pareja tiene seis hijos biológicos, tres de ellos ya independizados. El resto son menores de acogida, a la espera de una adopción, que muchas veces no llega. "Hay quien lleva ya nueve años viviendo con nosotros, otros seis o cuatro. La pequeña y su hermano apenas llevan seis meses", señalan. Mikola le pasa el brazo por encima del hombro para arroparla.

Huérfanos o con padres que no pueden ejercer como tales, todos son recibidos con los brazos abiertos. La pena es que en el "miniorfanato" que tiene la pareja solo pueden acoger a diez. "Si me pusieran otra casa, cogería a veinte más. Me duele mucho cuando me llaman para ver si puedo coger a otro y no puedo decir que sí", lamenta Mikola.

23/04/2022