El ojo seco es una patología que se ve a diario en las consultas de oftalmología. Se trata de una enfermedad multifactorial y crónica que produce un sinfín de síntomas: molestias, alteraciones en la visión y, en casos muy severos, lesiones más importantes en la conjuntiva y la córnea.
La doctora Amagoia Arteagabeitia, oftalmóloga del IMQ de Barakaldo, del Hospital San Juan de Dios y de la clínica Amnium de Bilbao, nos ha hablado de esta patología en Onda Vasca con Txema Gutiérrez: "Hay muchos factores que pueden influir, pero lo realmente importante es que se produce una disfunción en las glándulas de Meibomio, que son unas glándulas sebáceas que están en el borde de los párpados y que producen proteínas y lípidos necesarios para la composición de la lágrima". El 86% de casos de ojo seco presentaban una disfunción en esas glándulas.
Hasta hace relativamente poco, los oftalmólogos llevaban a cabo un tratamiento sustitutivo a base de lágrimas artificiales y mejora de la higiene palpebral. Pero, desde hace años, se ha comenzado a utilizar, con muy buenos resultados, un tratamiento de luz pulsada: "Es una luz intensa que produce calor. La aplicamos alrededor de los párpados y conseguimos desinflamar y estimular las glándulas de meibomio, consiguiendo que funcionen mejor". Es un tratamiento que permite hacer vida normal inmediatamente y con el que los pacientes perciben mejoría desde la segunda sesión.