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Las Claves de Javier Vizcaíno
Es, sin duda, una foto muy poderosa, la de Volodímir Zelenski con uniforme verde oliva junto a los líderes europeos vestidos de civiles. Pero la primera, en la frente.
"Unión viene de unidad"
Es, sin duda, una foto muy poderosa, la de Volodímir Zelenski con uniforme verde oliva junto a los líderes europeos vestidos de civiles. Pero la primera, en la frente.
Apenas un minuto después de que las agencias distribuyeran el llamamiento a la unidad de los 27 que hizo el presidente ucraniano, trascendía que uno de los estados miembros, Eslovaquia, suspendía su ayuda económica y militar a su país. La actual presidenta, firme defensora de mantener el apoyo al pueblo invadido, ha tenido que echar la rodilla a tierra ante un hecho tan preocupante como revelador: todos los partidos que, tras las elecciones del pasado domingo, negocian la formación de nuevo gobierno son prorrusos. O, traducido: la mayoría de los votantes eslovacos apoyan a Putin y, de propina, son partidarios del populismo desorejado que mantiene gobiernos como los de Hungría, Polonia o, más al oeste, Italia.
¿Qué unidad de acción, no solo ante la invasión de Ucrania, sino frente a la migración, las políticas de igualdad o la transición ecológica cabe esperar de una supraentidad que aglutina a países tan diferentes, olvidando, por cierto, a las realidades nacionales sin estado? Las experiencias del pasados no permiten ser muy optimistas y hacen temer que las incorporaciones que se plantean ahora no solo no sirvan para fortalecer la unión sino para debilitarla. Coincidimos en los titulares al afirmar que en este par de días en Granada se empieza a decidir el nuevo rumbo de Europa. Ojalá esa decisión sea la acertada porque, a pesar de todas sus deficiencias, la Unión Europea fue una buena idea en su origen y debe seguir siéndolo.