No creo que haya un corrupto más rentable que Alfredo de Miguel para los partidos de la oposición. Gracias a los unos y los otros, el muñidor de la trama Miñano se ha convertido en el mismísimo dinosaurio de Monterroso. Al levantarse uno se lo encuentra ahí, como si no hubiera pasado un decenio y pico largo desde que lo pillaron con el carrito del helado y su partido, el PNV, le exigiera la devolución de la carne en el minuto uno. Algo que se hizo, ojo al dato, afrontando el riesgo de una crisis interna del copón. Así que a otro perro con el hueso de que él, fulano, funcionario por oposición en una empresa de la Administración pública vasca, sigue chupando de la piragua institucional y hasta se permite marcar paquete como si representará al gobierno cuyo lehendakari mostró su vergüenza y pidió perdón por haber compartido siglas con él.
Si hay un escándalo, es que el españolismo Tribunal Supremo siga retrasando la confirmación de la sentencia que permitiría quitar de la nómina pública al sujeto. Y las inmoralidades añadidas son que el tipo que quiere morir matando suministre la trama a los más castos y puros del lugar, y que el grupo mediático que ustedes saben se ponga estupendo. Oigan, que no hemos nacido ayer.
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Las Claves de Javier Vizcaíno
La contracaverna mediática y politiquera vasca, que tiene poco que envidiar a la matritense, sigue explotando al corrupto De Miguel, a quien su partido expulsó un minuto después de que fuera pillado con el carrito del helado
"Un corrupto muy rentable"