José Luis García considera que los controles parentales o las limitaciones legales para acceder a redes sociales por parte de los menores son bienvenidos pero advierte de que nada de eso servirá si antes no capacitamos a nuestros hijos e hijas. "Hay chavales que ven 5 mil horas de porno violento antes de los 20 años. La escuela tiene que tomar la decisión de capacitar a sus hijos. Y desde los 4 años los padres y madres deben hablar de sexualidad", señala.

El doctor en Psicología subraya que antes de comprar un móvil, los padres y madres deben capacitar acerca de los riesgos que supone y acompañar a su hijo. "No podemos dejar un móvil a un chaval de 8 años. Es una irresponsabilidad", sentencia. En opinión de este experto, hay un problema de origen y son las dificultades de los propios progenitores para hablar de sexo con sus hijos. "La generación de hoy tiene dilema. O repites lo que hicieron contigo o cambias. Si tú no lo haces, el porno violento lo va a hacer por ti. ¿Quieren repetir lo que les pasó a ellos con sus hijos o no?", cuestiona.

Poder adictivo del porno

Este experto en Sexología advierte que el porno es más adictivo que otras drogas. "El producto es el deseo sexual. Por eso tiene éxito. Es una motivación de la conducta humana. La pornografía excita y da placer. Se masturban viendo porno. El cerebro en construcción está dopado de dopamina", explica. A esto se suma otro riesgo que son las "alteraciones cerebrales" y el hecho de que se conviertan en "consumidores de prostitución" y en un futuro tengan problemas de pareja.

Afirma José Luis García que lo más preocupante es que el porno "erotiza la violencia y es un riesgo enorme para la civilización. Vincular violencia y sexualidad es una mezcla explosiva. El porno deshumaniza a las personas", insiste. 

Testimonios terribles

Este doctor en Psicología ha podido escuchar a muchos chicos y chicas contar sus experiencias y más de una sirve para ilustrar el problema que tenemos delante. "Chicas que hacen mamadas a cambio de apuntes, se prestan a sexo anal con dolor por no perder a la pareja, que se ven obligadas a hacer una felación sin condón para entrar en la pandilla. Hay un cambio en las conductas sexuales en los adolescentes en todos los niveles", alerta. 

"Esa chica que tiene dolor en esas relaciones es candidata a vaginismo, a no tener orgasmos, a no disfrutar. Debemos prevenirlo", afirma. Para ello considera que hay que abordar esa capacitación a edades tempranas como los ocho años. "Debemos trabajar ya para ofrecer una alternativa. El deseo sexual está presente. Es fácil estimularlo y da placer. Debemos darle alternativas. El problema es que cada vez necesita ver más porno y que este sea cada vez más violento", lamenta.