El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, será elegido a finales de noviembre para presidir la Internacional Socialista ya que es el único candidato que se ha presentado al cierre del plazo para poder hacerlo, según han informado a Europa Press fuentes socialistas.
De esta manera, el jefe del Ejecutivo español y secretario general del PSOE se convertirá en el sucesor del griego Yorgos Papandreu, quien lleva al frente de la organización internacional desde el año 2006, durante el próximo Congreso de la Internacional Socialista que tendrá lugar en Madrid entre el 25 y el 27 de noviembre.
Pedro Sánchez realizó el anuncio de que presentaría su candidatura a liderar esta organización durante la reunión del Presídium que la organización celebró en septiembre en Nueva York, planteando a la vez reformas internas para modernizarla.
Además, el propio Sánchez, lo anunció en su cuenta de Twitter aseverando que los socialistas son quienes han apostado siempre por avanzar y conquistar nuevos derechos y libertades y, avisando de que lo seguirán haciendo. "Juntos, juntas, y con fuerzas renovadas", recalcó en aquel momento el jefe del Ejecutivo español.
Pedro Sánchez señaló en Nueva York que "no podría haber causa más alta ni más querida" y por eso añadió que sería un "privilegio contar con el empuje de todas y todos para llevarla a cabo".
El líder del PSOE también propuso que la Internacional Socialista considere reformas internas. Así, afirmó que aspira a aportar su experiencia para iniciar "un nuevo tiempo en esta organización" y a continuar con el legado de su "amigo Yorgos Papandreu (...) y líderes como Willy Brandt, Pierre Mauroy o el actual secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres".
Para él, la socialdemocracia es la "única alternativa viable tanto al individualismo del orden neoliberal como al retorno de los extremismos", ya que considera que ambos fenómenos "van de la mano". Ante sus compañeros de partido ya señaló en Nueva York su opinión de que la respuesta conservadora a la última crisis provocó una ola de desigualdad, que a su vez hizo aumentar la desconfianza en las instituciones por el desmantelamiento del Estado del bienestar al que atribuye el caldo de cultivo para la aparición de unas "corrientes extremistas".
Por ello y frente a la unión conservadora, defendió las ideas socialdemócratas como "las responsables de las mayores cotas de progreso y bienestar alcanzadas en las sociedades contemporáneas" y, en esta línea, aseguró tener una "fe inquebrantable en la vigencia de los principios de la socialdemocracia".
Un ideario que propone actualizar a los retos modernos y conseguir nuevos objetivos en materia de igualdad, cambio climático, economía justa y defensa de la democracia.