Estéril. Baldía. Casi una pérdida de tiempo. Retrato de un abismo. Así transcurrió la hora de reunión que mantuvieron ayer Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, dentro de la ronda de contactos del líder socialista de cara a la investidura, y en la que el presidente del Gobierno español en funciones conminó al máximo dirigente del PP a mostrarse con “contención en su intento desesperado de agitar la calle” a cuenta, fundamentalmente, de la previsible ley de amnistía que los populares tienen decidido recurrir al TribunalConstitucional (TC). Al calor del acto precedente en Madrid, de la manifestación del pasado domingo en Barcelona –un pinchazo en toda regla por parte de los convocantes y de quienes la respaldaron– y en puertas de la festividad del 12-O; el jefe del Ejecutivo no dudó en reclamar al prócer de Génova que, ante todo, respete los resultados electorales del 23 de julio, en el que la derecha y sus aliados ultras fracasaron en su intento de alzarse con la mayoría absoluta, y que se comporte con “prudencia en sus actuaciones” y “respeto” al proceso encargado por el rey y que puede desembocar en la reelección de Sánchez tras el fiasco en su intento del líder de la oposición. Al margen de esta exigencia de apearse de la “instrumentalización partidista” de los símbolos, el socialista recordó a Feijóo la obligación de renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que lleva casi cinco años con el mandato caducado.
“Sánchez no tiene límites para conseguir su fin. La respuesta ha sido la nada”, replicó Feijóo en su posterior comparecencia, donde reiteró que “la única solución” en el actual escenario es “consultar a los españoles en unas elecciones si tan seguro está de que la fórmula para mejorar la convivencia en Catalunya es una ley de amnistía”, palabra que –dijo– tampoco él logró que el candidato pronunciara. “Es inconcebible que los problemas del país y la negociación de la investidura dependan de una amnistía negada 72 horas antes de votar”, afeó el líder del PP, que se topó con un Sánchez “absolutamente seguro” de que superará la votación en el Congreso, lo que a Feijóo le hace pensar que las conversaciones con los independentistas “van bien” pese a los “silencios y eufemismos” que, a su juicio, recibió del máximo dirigente del PSOE.
Recurso ante el TC
El líder conservador le retó a que los ciudadanos “decidan en libertad” para que “conozcan de antemano lo que se vota” y a que desista de su propósito, ya que “no tiene consentimiento para aprobar ninguna” medida de gracia de este estilo y que el PP recurrirá al Constitucional porque lo contrario “sería injusto incluso moralmente”. “Es una involución democrática y un fraude electoral masivo. La amnistía no cabe en la Constitución, igual que no cabe un indulto general”, matizó, congratulándose de que “es mucho mejor quedarse a las puertas del Gobierno que hacerlo así”. Es más, adelantó que él sí intervendrá durante el próximo debate de investidura ya que “no caeré en el desprecio que se hizo conmigo”. En este contexto, el argumentario del líder del PP, casi en bucle, fue pedir “honestidad” a Sánchez para que “vaya de cara y pregunte a los españoles lo que no les ha preguntado” el 23 de julio. A su entender, la alternativa al independentismo son los acuerdos de Estado entre los dos grandes partidos políticos porque, según su olfato, el socialista solo conseguirá relanzar el procés. “Que pida autorización en las urnas para hacer lo que parece que va a hacer, que es incumplir la palabra dada, quebrar el principio de igualdad, asumir que España tiene unas leyes injustas y que el Estado debe de pedir perdón a los que han declarado la independencia de Catalunya”, puntualizó.
Acto seguido irrumpió el portavoz del PSOE en la Cámara baja, Patxi López, para constatar que Sánchez no apeló a los apoyos del PP en esta cita, y que lo primero que hizo fue trasladarle a Feijóo toda la información de la cumbre de la UE y sobre la situación en Israel y Palestina. Después fue cuando procedió a demandarle “respeto a lo que dijeron las urnas, que no querían un gobierno de la derecha con la ultraderecha, al proceso de investidura y a los símbolos”. “El PSOE fue absolutamente respetuoso con Feijóo a pesar de que nos hubiera hecho perder el tiempo a todos durante más de un mes. Sin embargo, en las dos últimas semanas el PP ha convocado dos manifestaciones contra la investidura de Sánchez, en las que se ha faltado al respeto al Jefe del Estado, y ahora está intentando hacer una instrumentalización partidista de la Fiesta del 12 de octubre”, desgranó el dirigente vasco, quien censuró cómo el único objetivo de la derecha es “ir contra Sánchez y el Gobierno que podemos poner en marcha, y lo hacen buscando crispación”.
Respeto institucional
“Nos señalan como el enemigo y eso es muy preocupante porque el presidente que salga de la investidura es el presidente legal y legítimo de España. Destierren el insulto y la descalificación y apúntense a la educación. Cumplan la Constitución en lo referente al CGPJ y respeten la institucionalidad, al Jefe del Estado”, remarcó López. El portavoz socialista ahondó en que “no sé si habrá o no amnistía pero sí que seguiremos por el camino que nos ha llevado hasta aquí. El de la política y el diálogo, mientras algunos buscan votos jugando a enfrentar”. “Feijóo tuvo su tiempo y fracasó. Ahora es el de Sánchez y el PSOE. Queremos un Gobierno que se asiente en tres principios: progreso, convivencia y Constitución, que es suficientemente amplia para darnos cobijo a todos con independencia de lo que pensemos y el sentimiento de pertenencia”, aseveró López, que tiró de metáfora cuando se le preguntó por la exigencia de elecciones de Feijóo: “Es como el niño que se lleva e balón a casa porque no le pitan penalti. ¿Repetir hasta cuándo? ¿Hasta que gane? Los ciudadanos no se equivocan, nos mandatan”.
Sumar, socio de Sánchez, presentará hoy su proyecto de amnistía, cuyo documento final aún no está terminado. Ernest Urtasun, su portavoz, lamentó que “en este Parlamento haya un bloque que trabaja por la convivencia y otro bloque que lo hace por la venganza”. Un cisma que solo hace disparar el termómetro.