Cuando se anunció sobre la bocina, como es tradición, que el PNV no presentaría enmienda a la totalidad de los Presupuestos de Sánchez porque había conseguido el compromiso del Gobierno español para renovar la Ley del Cupo, la máxima responsable de Podemos en la demarcación autonómica se cubrió de gloria, Pilar Garrido, cuyo nombre probablemente sólo suene a los muy cafeteros del politiqueo.
Corrió a Twitter a farfullar sobre pensiones, desempleo, autónomos, industria, crisis climática, etc. Más allá de la ortografía y la gramática, manifiestamente mejorable, con una letra mayúscula que no venía a nada y unos puntos suspensivos donde no irían ni a tiros, Garrido demostró su estratosférica ignorancia sobre las materias de las que, por supuesto, debería tener alguna que otra noción. Cómo decirle a la osada dirigente que todas esas cuestiones anunciadas están incluidas por activa o por pasiva en el Cupo. Si no se hubiera perdido la clase correspondiente, Garrido sabría que una equitativa negociación del Cupo se traduce en la mejora de las condiciones de vida de pensionistas, trabajadores, desempleados, autónomos y pequeños empresarios de los tres territorios. Y que también implica más recursos para abordar la crisis, pero no pidamos peras al olmo, de donde no hay, no se puede sacar. Y es una desgracia para los que quisiéramos contar con una fuerza de izquierdas seria y con dirigentes de fuste.