Las campanas de la iglesia de San Nicolás de Bari en Pobeña repicaron melancólicas el viernes por la tarde en el funeral por el alma y el descanso eterno de Juan Ramón Ferreiro López, un popular y querido vecino de este enclave costero que con su afable carácter y trato campechano se labraba amigos allí por donde iba.
Ya fuera a coger angulas al Barbadun que tan bien conocía, ya fuera en las labores agrícolas y ganaderas, que corriendo maratones en Nueva York o Bilbao o participando activamente en las diferentes manifestaciones culturales que desde hace años tienen epicentro en Pobeña como la recreación del pasado minero y venaquero de Pobeña 1890 y como no las romerías de El Socorro y de El Socorrillo.
Por si ello fuera poco, Juan Ramón era ante todo el campanero mayor de San Nicolás de Bari, un oficio que aprendió de la mano de su padre Ramón y de su abuela, Estéfana Izagirre, una mundakarra que se instaló en el siglo XIX en este barrio del occidente muskiztarra donde Juan Ramón vino al mundo un mes de noviembre de hace 77 años.