Supongo que en el pecado llevo la penitencia. Mi pequeñíta infidelidad a Onda Vasca para echar un oído a la parrapla en la radio pública del cada vez más pintoresco delegado del gobierno español en la demarcación autonómica me provocó un subidón simultáneo de azúcar y de ácido úrico.
De azúcar al ir asistiendo en cada respuesta al clásico tono almibarado de quien tiene una idea preconcebida acerca de la audiencia que hay al otro lado y va expeliendo buen rollito a discreción. Buen rollito, en el caso que nos ocupa, que envolvía trolas de esas que para soltarlas hay que estar dotado de un cuajo propio de récord Guinness.
Así, Denis Itxaso no tuvo empacho en asegurar que al Estatuto de Gernika le quedan cuatro flequitos de nada, que se lleva trabajando en las transferencias sin descanso con discreción cartuja para no dar tres cuartos al pregonero, y que si Urkullu, Ortuzar, Erkoreka, Esteban o Garamendi se quejan es porque necesitan dar un poco la nota, celosillos como están de que Bildu les ande comiendo la merienda.
Esa fue la parte dulzona, el cólico llegó al escuchar por dos veces la falsaria comparación con lo que ocurría en tiempos del PP. Porfió Itxaso que Sánchez ha convocado la comisión mixta de transferencias cuatro veces, cuando Rajoy no lo hizo ninguna. Nos ha jorobado septiembre con los lirios, Es que los acuerdos jeltzales con los populares iban de presupuestos concretos, y tal circunstancia, por lo tanto, ni se contemplaba.
Sin embargo, con el PSOE lo que hay es un señor pacto de investidura incumplido sistemáticamente y, encima, con recochineo.