Se tiene uno que reír. Menuda matraca nos está dando el encargado de la sucursal genovesa en la comunidad autónoma sobre la necesidad de arrinconar a EH Bildu y negarles hasta el saludo.
Pues hete aquí que en el primer pleno del parlamento vasco tras el paréntesis electoral, el PP votó a favor de una propuesta de la coalición soberanista para fomentar el autoconsumo de energías renovables.
Y sí, lo demencial es que lo que debería ser un signo de normalidad sin mayor relieve se convierta en noticia. La cuestión es que eso es así porque los que se han adherido a la muy razonable propuesta son los mismos que se pasan la vida presentándose como la última barrera infranqueable.
La suerte es que les tenemos pillados desde hace rato y sus engorilamientos disfrazados de principios dignos no cuelan. Por eso mismo, y pese al pisto que se han dado y a los mil y un intentos de pillar un cachito de gloria y de poder, ni PNV ni PSE han querido negociar nada con los de Iturgaiz que tuviera que ver con la configuración de las instituciones, así que lo que vote el PP vasco en cada una de ellas será su responsabilidad.
A ver cómo explican a los del 'qué te vote Txapote' que por activa o por pasiva han permitido tal o cual gobierno de los que en sus propagandas venden como eje del mal. Por lo demás, lo que en cada diputación o ayuntamiento resulte de la correspondiente votación gustará más, o gustará menos, pero será la expresión del poder que la ciudadanía ha dado a sus representantes.
Tanto sumas, tanto obtienes. Se llama legitimidad democrática y para dar lecciones sobre ella hay que llevar la muda limpia. Y creo que nos entendemos.