Vida y estilo

La temida adolescencia | ¿Son las hormonas o los cambios en el cerebro? Te sorprenderás

Hablamos con Diana Al Azem, autora del libro "Adolescentes de la A a la Z" que nos ofrece en este manual herramientas para entender la adolescencia

Hay un dicho popular muy conocido. "Niños pequeños, problemas pequeños. Niños grandes, problemas grandes". Nos vamos dando cuenta cuando nuestros hijos crecen y entran en esa dura etapa llamada adolescencia. Pero, ¿es realmente tan dura como pensamos? Diana Al Azem cree que no, que todo depende de la actitud que tengamos para vivirla. Si no lo creen, esta profesora y autora del portal "Adolescencia positiva" nos ofrece en su último libro "Adolescencia de la A a la Z. Educa a tus hijos sin gritos, desafíos y malas caras" un manual sobre cómo hacerlo. 

Seguro que a priori reina el escepticismo según leen estas líneas pero después de escuchar la conversación que hemos mantenido con ella en Onda Vasca, quizá cambien de opinión o por lo menos, reflexionen sobre si al margen de las discusiones y los diálogos de sordos, hay otro camino. Ella lo tiene muy claro: "es una edad fantástica, una etapa maravillosa y debemos conocerla".

La adolescencia es una etapa "crucial y divertida", afirma Diana Al Azem. Comparte tiempo a diario con adolescentes y afirma que transmiten una "energía brutal" si bien pide que entendamos que es el momento en que deben probar cosas, experimentar y "les tenemos encerrados 6-7 horas al día sin poder hacer lo que les gustaría hacer". 

"A los padres nos pasa que tenemos una idea de la adolescencia difícil, retadora. Con la nuevas tecnologías, la educación no se está adaptando y se está haciendo más difícil", afirma. "Debemos acompañar esta adolescencia para que sea lo más agradable posible", añade. 

¿Tienen la culpa las hormonas?

Normalmente achacamos el comportamiento de nuestros hijos con los enfados, la falta de comunicación, a las hormonas. "Es uno de los mitos", aclara la escritora. "Pensamos que son sacos de hormonas sin control. Sí hay revolución hormonal pero el cambio fundamental tiene lugar en el cerebro", afirma. "Su cerebro está programado para rechazar a los padres, necesidad de salir del hogar, del paragüas protector para crear el suyo propio", añade y subraya que para eso se necesita mucho valor.

"Los adultos no nos atrevemos a cambiar de trabajo o ciudad porque somos miedosos pero en la adolescencia esto no pasa. El cerebro está preparado para asumir los riesgos, probar cosas nuevas", afirma. 

Diana reconoce que no es fácil que los adultos cambiemos nuestra forma de afrontar esta etapa marcada más bien por las discusiones. "Es un trabajo que lleva tiempo. Lo primero que tuve que hacer es un viaje hacia dentro para entender por qué reaccionaba de forma que lo hacía, tenemos patrones aprendidos de los padres, nos han educado desde el miedo y quizás por ese miedo que hemos tenido no hemos sabido poner límites y ahora somos padres y no sabemos cuáles son los límites", señala. 

Nos fastidia que ellos vayan a su rollo quizás porque nosotros no podemos hacerlo.

Diana Al Azem

"Los adolescentes no han desarrollado la parte racional del cerebro, la que calma, la que busca soluciones y otras vías. Como esta parte no está desarrollada aún no saben gestionarlo. Debemos ejercer de muro de contención", recomienda. 

Cuidado con el "padre colega"

Es muro se basa en que somos padres y madres y no parte de la cuadrilla de nuestros hijos. "Hay que diferenciar conectar con ir de padre colega. Los padres tenemos que seguir siendo padres y debemos poner normas y límites", remarca. Pero pide que no hagan un interrogatorio cada vez que sus hijos salen de clase. "Tenemos que hacer preguntas más específicas para que ellos puedan dar una respuesta. No recomiendo hacer más de dos o tres preguntas y sí contarles a ellos lo que nos ha pasado en el trabajo. Y sobre todo, saber escuchar pero no para dar respuestas sino para entenderles", matiza. 

Muchas veces no quieren sermones sino que les escuchemos.

Diana Al Azem

Escuchar es, sin duda, el mejor remedio para tratar la ansiedad adolescente que ojo, no es ninguna broma. "Es como si mi hijo se rompe la pierna, lo primero que hago es llevarlo al médico. La ansiedad es algo que hay que saber tratar", advierte. 

"Con los adolescentes lo primero es mantener la calma. Si la cosa se pone fea lo primero es decir no me gusta lo que haces, salgo y luego tratamos el tema. Siempre comparo los enfados de los adolescentes con un tren. Si viene a toda potencia, no se nos ocurre frenarlo. Con un adolescente igual. No vamos a poder frenarlo. Lo mejor es esperar a que pase el tren y esperar para cruzar la vía. Cuando está más receptivo, hablar con él sobre lo que ha pasado y cómo ha reaccionado", explica. Se trata de "entender" su enfado pero dejando claro que "no vamos a permitir esos tonos, insultos o rotura de objetos".

Una de las variables importantes que debemos tener en cuenta es que las nuevas generaciones se educan con pantallas desde que son pequeños y ante esto, afirma, es importante educar "desde el minuto cero". "Sé que es cómodo poner una tele en su habitación pero no recomiendo que la tengan", remarca. No sólo eso sino que los niños y adolescentes deben tener claras las normas respecto al uso del móvil.

"No solo en el uso sino con quien hablan nuestros hijos, que no envíen imágenes, que no hablen con desconocidos. Igual que no le das un coche a alguien sin carné, lo mismo esto", pone como ejemplo. 

La influencia del porno

Con el sexo, más de lo mismo. Se trata de darles educación sexual pero también afectiva. "No se trata solo de que usen el preservativo, sino hablar sobre el porno. Evitar que lo consuman pronto, acompañarles hacia la afectividad, dar un consentimiento, entender que es cosa de dos y no sólo de uno", subraya.

"La sexualidad va más allá. Hay que hablar abiertamente, adaptándonos a su edad. Nombrar las cosas por su nombre. El consumo del porno está haciendo mucho daño y creen que las relaciones son pornografía y nada más lejos de la realidad", afirma.

Es una de las cuestiones prioritarias a abordar teniendo en cuenta que son un mar de dudas, de sensaciones nuevas. A menudo los padres y madres reniegan de sus hijos y el desorden y caos que tienen, por ejemplo, en sus habitaciones. Diana Al Azem recuerda que tienen "una tormenta en el cerebro".

El desorden de la habitación es un reflejo del desorden que tienen en la cabeza.

Diana Al Azem

"Estallando no vamos a conseguir nada, no podemos estar todo el día batallando. Hay que dejar que se responsabilicen de sus cosas. No hay que recoger la habitación por ellos. Llegará el momento en el que como no tengan sudaderas limpias, tendrán que recoger. Ahora mismo sus prioridades son otras", recuerda.

 

 

2023-06-07T12:31:12+02:00
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