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“La gratuidad de las escuelas infantiles públicas ha sido la guinda, contra eso no podemos competir”

Cristina y sus dos socias se han visto abocadas a cerrar su escuela en Barakaldo
Una niña delante de juguetes y libros en un aula.
Una niña delante de juguetes y libros en un aula.

Habían coincidido trabajando en otras escuelas infantiles y hace trece años decidieron abrir la suya propia en Barakaldo. “Nos conocíamos desde hace mucho tiempo y, como esta profesión siempre ha estado muy mal pagada para toda la responsabilidad que es y son muchas horas, nos lanzamos”, recuerda Cristina Yanguas, socia, junto a las hermanas Irantzu y Leire Espina, de la Escuela Infantil Ametsak de Barakaldo. Sus sueños se desvanecieron el pasado viernes, cuando cerraron sus puertas para siempre, abocadas por un cúmulo de circunstancias. “La gratuidad de las públicas ha sido la guinda, contra eso no podemos competir”.

Cuando ya llevaban siete años cambiando pañales, dando purés y educando a menores de 0 a 3 años, empezaron a recibir, como escuela autorizada, “una subvención del Gobierno vasco por cada niño. Hasta ahora nos ha ido muy bien. En una escuela infantil es mucho el dinero que tienes que invertir y, gracias a la subvención, vivimos todas. Si no, no llegaríamos”, reconoce.

Las circunstancias, sin embargo, han ido cambiando y ya desde el año pasado empezaron a ver “que la cosa estaba decayendo”. “Entre que ha bajado la natalidad y ya no hay tantos niños y que han alargado las bajas de paternidad y ya no les traen tan pequeñitos... Antes, por ejemplo, con cuatro, cinco o seis meses ya te metían a los niños a la guarde. Ahora, con las bajas de paternidad se arreglan hasta los ocho meses. Luego, entre las vacaciones y que tiran un poco de los aitites, ya empiezan a venir con el añito más o menos. Entonces, las aulas de bebé casi casi están perdidas”, explica Cristina.

La cosa no queda ahí. “A partir del curso que viene van a empezar a meter aula de dos años en muchos colegios y las escuelas infantiles públicas van a empezar a costar menos dinero, casi son gratuitas. El otro día una amatxu me decía: Es que a partir de septiembre voy a empezar a pagar 38 euros al mes en la municipal de Barakaldo. 38 euros en relación al catering, porque la educación es gratuita. Aquí estaba pagando 230 euros y eso que nosotras somos de las más baratas. Es normal que se cambie. Contra eso ya no puedes competir”, admite Cristina, que trabaja como auxiliar infantil, mientras que sus socias lo hacen como educadoras.

Tres cuartos de lo mismo, dice, les sucede con muchos colegios. “Han pasado a abrir aulas de 2 años y algunos nos han dicho que van a pagar 45 euros al mes en un colegio. Aunque el catering vaya aparte, contra eso tampoco se puede competir”, reitera. El precio no es el único factor que influye a la hora de que los padres y madres opten por un cambio de centro. “También se nos ha juntado que en algunos colegios empiezan a meter miedo a los padres, diciéndoles que si no hacen la matrícula con dos años, luego va a ser difícil. Entonces, muchos te dicen: Jo, es que me han dicho esto en el cole. No sabemos si será verdad o mentira, pero no nos la queremos jugar. Los vamos a matricular ya. Y se van con dos años porque les dicen que en el aula de tres años luego va a estar muy complicado entrar”, explica.

“Con el tiempo va a explotar”

Conocedora de las necesidades de las familias, Cristina no las tiene todas consigo. “Esto con el tiempo va a explotar por algún lado porque será gratis, pero no te dan oferta horaria, no van a dar abasto. Muchos aitas trabajan a turnos, van a necesitar unas semanas de mañana, otras de tarde y en las públicas no tienes esa opción, tienes que elegir un horario. Con el tiempo me imagino que la gente empezará a quejarse y tendrán que volver a las escuelas privadas, pero, claro, ya las que nos hemos ido...”, lamenta.

La idea de cerrar su escuela se afianzó a principios de año, cuando abrieron el periodo de matriculación para el próximo curso. “Ya no había casi matrículas y con las que contábamos, al final, con todo esto que está pasando, han decidido ir a otros centros”, afirma. Mientras vacían el local, en la calle Llano, se replantean su futuro. “Son muchos años trabajando en este sector y ahora de repente nos ha pasado esto y ahí andamos, pensando qué hacer con nuestra vida”.

2023-05-01T07:27:07+02:00
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