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Las mujeres son mucho más propensas que los hombres a sufrir el síndrome de intestino irritable, una enfermedad crónica que causa dolor abdominal, hinchazón y molestias digestivas, pero ¿por qué? Un equipo científico comprobó, en un experimento en ratones, que la explicación estaría en el estrógeno.
En concreto, el equipo de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.) describe en la revista Science que el estrógeno activa vías hasta ahora desconocidas en el colon, capaces de desencadenar dolor y de hacer que el intestino femenino sea más sensible a ciertos alimentos y a sus productos de degradación.
Cuando se administró estrógeno a ratones machos para imitar los niveles presentes en las hembras, su sensibilidad al dolor intestinal aumentó hasta igualarse a la de las hembras.
La investigación, dirigida por Holly Ingraham, Archana Venkataraman y David Julius, no solo explica el predominio femenino en los trastornos de dolor intestinal, sino que también apunta a nuevas vías terapéuticas.
"Las hormonas pueden aumentar la sensibilidad"
“Sabíamos que el intestino tiene un sofisticado sistema de detección del dolor, pero este estudio revela cómo las hormonas pueden aumentar esa sensibilidad a través de una potente conexión celular”, señala David Julius, ganador del Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2021 por sus investigaciones sobre el dolor.
Estudios previos ya habían insinuado que el estrógeno estaba detrás de las mayores tasas del síndrome en mujeres, pero no explicaban el mecanismo. Para comprenderlo, los investigadores necesitaban identificar dónde actuaba exactamente la hormona en el intestino, según un comunicado de la universidad.
El primer paso fue visualizar los receptores de estrógeno a lo largo del intestino femenino. El equipo esperaba encontrarlos en las células enterocromafines, conocidas por enviar señales de dolor al sistema nervioso, pero hallaron algo inesperado: los receptores se agrupaban en la parte inferior del colon y en otro tipo celular, las células L.
Reacción en cadena
Los científicos reconstruyeron una reacción en cadena: el estrógeno hace que las células L liberen la hormona PYY (péptido YY); esta actúa sobre las células enterocromafines, que liberan serotonina, activando finalmente las fibras nerviosas del dolor.
En ratones hembra, la extirpación de los ovarios o el bloqueo del estrógeno, la serotonina o el PYY redujo de forma drástica el dolor intestinal.
Además, el estrógeno aumentó los niveles de otra molécula, Olfr78, lo que podría explicar por qué las dietas bajas en FODMAP ayudan a algunos pacientes con este síndrome.
Nuevos objetivos farmacológicos
Al reducir el consumo de FODMAP, los pacientes podrían estar evitando la activación de Olfr78 y, con ello, limitando la producción de PYY, la sustancia clave en la transmisión del dolor. Las vías identificadas podrían convertirse en nuevos objetivos farmacológicos, una línea que ya investigan los científicos, que también estudian el papel de otras hormonas como la progesterona y cómo el embarazo, la lactancia y los ciclos menstruales influyen en la función intestinal.