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Koldo, Tellado y la fontanería inflada

Supongo que, si uno se encuentra a la intemperie, lo primero es procurarse un mínimo refugio, aunque su techumbre tenga goteras y sus paredes se bamboleen peligrosamente sobre la anatomía de uno. Otra cosa es que el hecho de que te salve del primer aguacero lo convierta en el cimiento razonable de un edificio estable. Tengo para mí que a Pedro Sánchez la ambición le lanzó a las inclemencias políticas y que los pocos que le ofrecieron cobijo en su partido fueron los cimientos de lo que vino después.

Así, se encuentra uno con fontaneros útiles elevados a la categoría de arquitectos del edificio que quiere construir por el hecho de que te ayudaron a tener los pies secos cuando más agua caía. Se patina en la presunción de que un roto y un descosido se arreglan igual. Y en la prisa, claro, cuando aprieta la urgencia y no hay margen para contrastar capacidades, fidelidades y fiabilidades. Yo entiendo así el llamado caso Koldo a la vista del perfil de sus protagonistas. Cuando aprietan las urgencias, se imponen las inercias y Sánchez vive políticamente muy deprisa.

Pero es que a Alberto Núñez-Feijóo le veo parecido, aunque en una fase anterior: aún no le ha explotado en la cara. Los apoyos que le hacían un líder acorazado en Galicia los trasplantó al avispero madrileño y su jefe de obras, Miguel Tellado, recibió el peso de sostener a su presidente. Y, sobre todo, hacia adentro de su partido. En un entorno tan futbolero, entiende el deporte como puro hooliganismo. Se pasa de frenada, manipula y esconde la pelota pero va cumpliendo su papel porque entre los suyos es jaleado en el exceso. Salvando las distancias de la línea del supuesto delito, Tellado, Koldo, Ábalos... se antojan fontaneros venidos a más. Yo también me equivoqué un día al encargarle una obra en casa a un chapucero. La chapuza la lió él, pero el patinazo fue mío, que le di la llave.

2024-10-15T06:09:15+02:00
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