Vida y estilo

“Hay que asomarse a la nostalgia, pero no quedarse en ella”

Son fechas señaladas las que vivimos estos días. Hay que reconocer que algunas ausencias siempre nos dolerán, “pero que esas ausencias, centradas primordialmente en la pérdida de un ser querido, siempre dan la posibilidad de que surjan conductas bellas a
Julieta París, psicóloga, antropóloga y escritora.
Julieta París, psicóloga, antropóloga y escritora. / J.P.

Actualizado hace 9 minutos

Hay ausencias que abren en ese vacío un espacio espectacular para que surjan cosas bellas”, sostiene Julieta París, psicóloga clínica y antropóloga, autora de La belleza de la ausencia, al tiempo que reconoce que en consulta observa que la gente teme mucho al silencio. “Silencio donde escuchan las voces de los propios fantasmas, de los miedos más profundos sobre lo que callamos, sobre esas batallas internas que no compartimos con nadie; por eso llenamos nuestras vidas de ruidos, de cosas para no asomarnos a ese vacío que tanto tememos y que al mismo tiempo tantas respuestas tiene para nosotros. Con la ausencia pasa absolutamente lo mismo, se vive muchas veces desde el delirio de ocultar lo que nos falta, y a todos nos falta algo o nos faltará, incluso alguien en algún momento.

PERSONAL

Julieta París es psicóloga y antropóloga con formación en psicoterapia, con dos décadas de experiencia en Girona y en formato online. Está especializada en mindfulness, compasión y psicoterapia contemplativa. Además, colabora en la psicología deportiva de alto rendimiento y ha sido docente universitaria, conferenciante y directora de programas de posgrado. Compagina su labor con la escritura, y tras el éxito de El poder de la mujer despierta, publica su segundo libro, La belleza de la ausencia.

Alicia le dice a su gato: seguramente la leche que ves en el espejo no sea digerible. ¿La vida que vemos reflejada en el espejo de la ausencia es tan real como una presencia?

Para muchas personas sí, porque la ausencia tiene más consistencia que cualquier presencia; lo que falta a veces pesa mucho más que lo que sí tenemos.

¿Qué significa para usted la ausencia, una no presencia, lo que no sucedió ni sucede, lo que se perdió, lo que no se encontró…?

Para mí es un poco todo eso. El enfoque que pretendo darle en el libro a la ausencia es precisamente lo que no es. Cualquier cosa que no sea, que no está siendo, eso es la ausencia para mí; lo que falta.

¿Dónde yace la belleza de lo que nunca se hizo presente? ¿En su idealización? ¿En una ensoñación? ¿Cómo encontrarla?

La belleza de lo que no es está en su absoluta equipotencialidad de todo lo que puede ser a partir de lo que no es. Es decir, cuando algo es ya, es eso, no hay otra opción. Pero cuando algo no es, son un montón de cosas, de opciones que en el fondo se abren ante ti. Un ejemplo que suelo poner para entenderlo mejor es que todos nos podemos imaginar un montón de vidas alternativas y nunca acabaríamos. Nos podríamos imaginar vidas en las que yo soy periodista y tú la psicóloga… en una vida en la que tú eres astronauta y yo cantante. Puedes imaginarte toda la vida posible, pero solo tienes una vida, que es la que es. Por eso, la belleza absoluta de la ausencia es todo el terreno y el espacio que se abren a todo lo que puede llegar a ser.

Los anhelos incumplidos, los recuerdos de lo no alcanzado, los planes frustrados, los seres queridos ya ausentes… ¿estos no-hechos más que a la belleza no inducirían a la melancolía?

Creo que, sobre todo, inducirían a la nostalgia, a aquellos lugares a los que ya no puedo volver, a aquel tren que ya pasó y ha pasado para siempre. Nostalgia viene de algia, que es dolor y es regresar, volver. La nostalgia es el dolor por no poder regresar a aquel lugar que para nosotros fue tan importante. Por eso es tan importante que nos asomemos a la nostalgia, pero que no nos quedemos mucho tiempo a vivir en ella, porque entonces nos atraparía como una tela de araña, y esa potencialidad de la que hablábamos antes se convertiría en algo más pesado y muy difícil de sobrellevar.

¿“Lo que no es” puede estar siendo? ¿Quizá en un mundo paralelo, tal vez onírico?

A mí me encanta pensar eso. La verdad es que me reconforta mucho pensar eso, pero no para quedarme a vivir en el mundo paralelo, sino para volver a mi presente que sí que existe y es real para tratar de reproducirlo en la realidad que habito, en la que vivo.

Parafraseo/manipulo a Heisenberg en su incertidumbre, es imposible conocer simultáneamente y con precisión absoluta la posición y el pensamiento de una persona. ¿Qué es para una psicóloga la incertidumbre, nostalgia, melancolía…?

Para una psicóloga la incertidumbre en la mayoría de las personas es la falta de control; la falta de un suelo firme y asentado en el que vivir. Cuando vives en un suelo firme puedes prestar atención a todo lo que te rodea, pero si tú pisas suelo que tiembla, que no es firme, que se mueve, que sientes que en cualquier momento va a poder contigo, no puedes concentrarte absolutamente en nada de lo que te rodea. Y vivir desde la incertidumbre o con esa conciencia es muy complicado para mucha gente.

¿La incertidumbre vital puede ser fuente de cosas positivas?

Totalmente. Puede ser fuente de humildad, de aceptar la débil línea entre verdad/mentira, entre la alegría y la melancolía, entre ser o no madre, ser o no ser esposa, ser amada o no…

Si la única certidumbre absoluta es que somos mortales. ¿La incertidumbre vital es enemiga o maestra? ¿Qué puede enseñarnos?

La incertidumbre vital, esa falta de control o de visión sobre lo que va a ser mañana, para las personas inseguras y controladoras puede provocar mucho miedo, pero, en general, cuando puedes vivirlo bien se convierte en una gran fuente de inspiración. Porque creo que es un regalo exponernos al asombro, un regalo absoluto exponernos a la sorpresa en cada momento. Cuando el día está por empezar, no sabemos lo que nos depara. A mí, eso me parece fabuloso.

Si la nostalgia de lo que no soy es tan real como lo que soy, ¿no puede llevarnos a una ilusión de fantasmagoría?

Pero muy peligrosa. Y ese es el problema. Cuando las personas viven echándose de menos o desconectadas de lo que realmente son, la calidad de sus vínculos desde su versión ausente es muy frágil. Por eso es tan importante que las personas volvamos a nosotros mismos, porque eso va a repercutir en todas las áreas de nuestra vida, especialmente en los vínculos que creemos.

Vivimos en una sociedad hiperrealista, con abundante dosis de estímulos, de redes que nos provocan estrés, ansiedad, depresión… ¿Es difícil habitar la ausencia y el silencio consecuente en un entorno social tan ruidoso?

Es muy fácil, por eso creo que este libro está movilizando muchas cosas, porque trasciende del concepto ausencia, no lo limita solo a la pérdida de un ser querido, sino que lo lleva hacia todo lo que falta y no es. Pero ese es otro de los principales problemas; si llenas la vida de ruido, no puedes escuchar el silencio, que es donde la vida te susurra lo realmente importante. Eso es lo que explico cuando digo que la gente, por lo general, confunde una vida llena con una vida plena. Vivir en modo automático nunca es buena idea.

E"s un regalo exponernos al asombro, a la sorpresa... Cuando el día está por empezar y no sabemos qué nos depara

Dice que una vida llena no es una vida plena. ¿Qué señales te indican hoy que tu vida está realmente plena y no simplemente llena?

En que no hay voracidad por nada, ni tampoco prisas. El vacío nos lleva a querer llenarlo rápidamente. No vivo desde el ansia de tener más, o de hacer más, de necesitar más, o de demostrar más. Nada de eso es ahora. Por eso siento que puedo hablar de vivir en este momento en una cierta plenitud. ¿Querría que algunas cosas fuesen distintas? Absolutamente sí, porque hay mucha imperfección en mi vida, por supuesto. Pero ya no penduleo de las ausencias, que han sido y que volverán, y precisamente por eso he podido escribir este libro.

¿Merece la pena pararse a meditar en lo bello de nuestras ausencias en pos de una mejor salud mental? ¿Pasarse al otro lado del espejo para ver lo que no solemos ver?

Es imprescindible, siempre y cuando la necesidad de parar surja desde uno mismo. Porque si alguien, algún otro, es quien te obliga a parar antes de tiempo, a asomarte al abismo de ciertas ausencias, podría ser contraproducente. Para poder conectar con la belleza de la ausencia tienes que estar preparado y dispuesto a enfrentarte a eso. Si te asomas antes de tiempo, puedes sufrir.

En nuestro mundo lleno de certezas todos anhelamos una vida plena, pero ¿a quién dirigiría sus reflexiones de la belleza de la ausencia?

Sobre todo a las personas que se echan de menos a sí mismas; a las personas que en el algún momento han verbalizado la frase de no me reconozco, no me encuentro, yo no era así. Mucha gente verbaliza eso, porque creo que cuando llegas a eso es porque todas las demás ausencias de las que se habla en el libro también están dentro de esa persona, en especial en las que no se reconocen a sí mismas.

2025-12-27T16:59:28+01:00
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