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“Es difícil erradicar el tabaco, el alcohol o el sedentarismo pese a provocar un tercio de muertes por cáncer”

Consciente de que el cáncer es la primera causa de muerte en Euskadi, Sala, coordinadora del plan Oncológico, plantea el reto de seguir aumentando la investigación y la prevención
María Ángeles Sala González

Los diagnósticos de cáncer no dejan de crecer en Euskadi. Hace una década eran poco más de 13.000 y ya se aproximan a los 15.000. ¿Hay cada vez más riesgo?

Los últimos datos reflejan 14.000 casos que se distribuyen en 8.200 en varones y 6.800 en mujeres. Prácticamente el 50% se debe a colon, mama, próstata y pulmón. Efectivamente, vamos viendo que la incidencia del cáncer crece cada año, y uno de los factores más importantes es por el envejecimiento de la población. Sabemos que hasta los 80 años el riesgo está en un 41% para los varones y en un 28% para las mujeres, pero a los 85 años sube al 48% y al 32%, respectivamente.

Pero hay más factores.

Aparte del envejecimiento, pues seguimos teniendo esos hábitos de vida no saludables tan arraigados en nuestra cultura, como el sedentarismo y las dietas inadecuadas, o la exposición al tabaco, el alcohol o la radiación ultravioleta. En el aumento de la detección de tumores también influyen los programas de cribado y las técnicas de diagnóstico, que han mejorado mucho.

Muchos tumores son evitables, y seguimos cayendo en los mismos errores. ¿Es tan difícil concienciar sobre los peligros del tabaquismo o de la obesidad?

Es culturalmente complicado y difícil erradicar eso pese a saber que el tabaco, el alcohol, el sedentarismo, ciertas infecciones y las dietas inadecuadas están detrás de un tercio de las muertes por cáncer. Desde el Gobierno Vasco se trabaja en la prevención, que es la llave de todo. Tenemos medidas para promover una alimentación saludable, actuaciones en el sobrepeso infantil y se está trabajando con los menús escolares. Hay también una iniciativa de alcohol en el ámbito educativo y, por supuesto, campañas antitabaco.

Un diagnóstico de cáncer no tiene por qué tener un desenlace fatal. Se ha producido un aumento significativo de la supervivencia.

La tasa de supervivencia en los varones es de un 52%, y de un 60% en mujeres. Y se ha duplicado en los últimos 40 años. Por supuesto que tenemos esperanza y buenas noticias. Se debe fundamentalmente a la prevención, que es básica, y al diagnóstico precoz. Y a los avances terapéuticos en todos los campos, no solo en el farmacológico, sino en todas las terapias, cirugías, radioterapia... Además, estamos empezando a ver la repercusión de otro elemento, el descenso del consumo de tabaco, sobre todo en hombres.

El cáncer de pulmón es de los más complicados de abordar, ¿no?

Sí, el cáncer de pulmón hoy en día sigue en el top y es el que causa más mortalidad en los dos sexos. Pero en los últimos años se han hecho muchos avances que vienen de la mano de conocer mejor la enfermedad desde el punto de vista molecular y eso nos permite ofrecer tratamientos más adaptados a cada tumor concreto. Por eso hemos visto que las curvas del cáncer de pulmón por primera vez se doblegan, y por primera vez baja la mortalidad.

Las políticas de cribado resultan claves para los buenos resultados, pero la pandemia ha ralentizado las pruebas y hay un considerable atasco en algunas OSI.

Es obvio que la pandemia ha impactado en la evolución de cualquier enfermedad ,y también del cáncer, por supuesto. Según un estudio del Ministerio de Sanidad, en el que ha colaborado nuestra comunidad, ha habido una caída de los diagnósticos. Es también cierto que hubo un descenso del 12% en las consultas de oncología médica, especialmente entre marzo y mayo de 2020. Respecto a los cribados, a nivel estatal, hubo un descenso de la cobertura, sobre todo en la primera ola.

¿Y en Euskadi?

Pues aquí hemos sufrido, como todos los demás, pero se han tomado medidas, y tenemos que sacar pecho porque hemos sido la primera comunidad que ha implantado el cribado de cérvix poblacional. Este año, la cobertura es del 100% para las chicas de 25 a 34 años, aunque baja un poco para las mujeres entre 35 y 65 años, pero se espera llegar a la totalidad en 2024. La mayoría de los cribados no ha sufrido caídas en la participación. Y donde más repercusión ha tenido es en el de colon por las características inherentes a ese cribado ya que las colonoscopias han debido espaciarse por el covid. En 2021 y en 2022 se han tomado medidas para recuperar las cifras prepandemia y se espera que esté completamente recuperado este año. Aunque estamos siempre dentro de los estándares de calidad. Del cribado de mama también tenemos que estar orgullosos porque en el último año han aumentado mucho los cánceres sin afectación ganglionar, lo que significa que el programa está funcionando bien.

¿Dónde hace más hincapié el Plan Oncológico de Euskadi para mantener a raya los tumores?

El Plan Oncológico 2018-2023 es muy ambicioso y muy necesario porque el cáncer es la primera causa de muerte en la CAV. Supone el 28% de todos los fallecimientos, más para los varones. Es un problema crucial y de ahí surge el Plan Oncológico, que contempla desde la prevención y los hábitos saludables, pasando por el diagnóstico precoz, potenciando los programas de cribado, con el reto de implementar el del cáncer de pulmón. Está centrado en el paciente y quiere abordar no solo sus necesidades físicas, sino también las emocionales y sociales. Y aboga por un modelo asistencial multidisciplinar porque atender el cáncer concierne a un montón de profesionales. Tenemos que mejorar en la medicina de precisión. Y también, por supuesto, la investigación e innovación aunque tengamos 500 proyectos de investigación en cáncer con 11 millones de financiación externa.

¿Hay muchos problemas de acceso de la sanidad pública a los fármacos más innovadores? Las nuevas terapias son carísimas.

Partiendo del hecho de que Euskadi es la que invierte más dinero en salud por habitante, es cierto que la investigación es costosa y los tratamientos oncológicos caros. Además, hay que hacer una inversión fuerte en diagnóstico ahora que avanzamos hacia tratamientos cada vez más personalizados. Los fármacos tienen un recorrido hasta que son aprobados por las agencias reguladoras y luego cada comunidad tiene sus propias normativas. Todo esto alarga mucho el momento en el que el fármaco llega al paciente. Pero aquí, en Euskadi, intentamos que todo sea lo más rápido posible y con equidad, que es muy importante. Desde el año pasado, además, se acreditó Donostia como centro de terapia CAR-T, que es muy costosa, pero que está consiguiendo unos excelentes resultados en tumores hematológicos.

La protonterapia, la radioterapia más avanzada que hay, marcará un antes y un después.

Poder implementarla aquí es una excelente noticia. Ahora tiene más utilidad en el cáncer infantil, que es un ejemplo de trabajo en red de Osakidetza. Tenemos todo en marcha, y este año se tendrá la licencia de obra. Se instalará en este espacio de proximidad entre el Hospital Donostia y Onkologikoa. Hay mucha gente trabajando en ello y de aquí a unos tres años podremos disponer de esta técnica.

¿Qué retos quedan pendientes?

Hay que atender a los pacientes mayores y estamos trabajando en un proyecto de ejercicio físico para esta población. Otro grupo de especial atención deben ser los largos supervivientes porque, en poco tiempo, va a haber muchísimos. Y, por supuesto, atender a los pacientes con tumores menos frecuentes que, a veces, quedan un poco en el olvido.

05/02/2023