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Las Claves de Javier Vizcaíno
A estas alturas, a cualquiera de los dos aspirantes a presidir el Gobierno español les tiene que haber entrado en la cabeza que la clave de sus respectivas investiduras reside en la eternamente mal resuelta cuestión territorial.
"Encaje territorial, no queda otra"
A estas alturas, a cualquiera de los dos aspirantes a presidir el Gobierno español les tiene que haber entrado en la cabeza que la clave de sus respectivas investiduras reside en la eternamente mal resuelta cuestión territorial.
No me pasaré de tajante diciendo que es ahora o nunca porque, por desgracia, desde 1978 se han dejado pasar unas cuantas oportunidades tan o más propicias que esta. Sin embargo, a poco que sepan sumar ambos candidatos y/o quienes les susurran al oído, parece claro que en la presente ocasión no va a resultar aceptable una patada a seguir ni un gesto a modo de azucarillo, como lo de permitir, porque a la fuerza ahorcan, el uso de las lenguas cooficiales en las Cortes españolas.
Tienen razón en lo que están pensando, queridos lectores. Hablo de dos pretendientes a La Moncloa, pero, de saque, nos sobra uno. Ni por convicción ni por necesidad ni por aritmética simple, podemos considerar a un Feijóo que, desde su pomposa designación, lleva demostrándonos que vive del crédito usurero de Vox. La única opción real y realista es Pedro Sánchez, cuya mejor virtud de acuerdo a nuestros intereses es que no tiene más principios que aquellos que le permiten permanecer en en el puesto. Y eso no se puede desaprovechar en esta tesitura.
Los votos que necesita son los de las fuerzas que reclaman que de una vez se abra el melón territorial. Y sí, habrá quien se esconda tras el triste comodín de evitar que gobierne la derecha, pero después de cinco años sosteniendo al gran mareador de perdices, va siendo hora de ponerle un ultimátum sobre la mesa.