"El éxito no se mide en ejemplares vendidos"

En la novela negra en el Estado hay varios reyes indiscutibles. Y uno de ellos, totalmente aclamado, es Juan Gómez-Jurado (16 de diciembre de 1977, Madrid), que regresa a las librerías para dar continuidad a Todo arde con su nueva novela, Todo vuelve. Porque nuestro pasado parece empeñado en ocasiones en perseguirnos sin descanso.

Cuando empezó su andadura soñaba con escribir. Pero, ¿alguna vez imaginó que esto fuera a ocurrir? ¿Imaginaba que iba a crear esta gran comunidad?

No. Habría que estar completamente loco. Pero además una clase de locura distinta. Escribir es una locura per se, es una insensatez. Es creer, primero, que tienes algo que decir. Y segundo, que ese algo que tienes que decir puede llegar a verse publicado. Y tercero, y más importante de todo, que haya alguien, una sola persona, que se lo lea. Que entre toda la oferta cultural que hay en el mundo, al alcance de los dedos, alguien decida que eso le interesa. Es una insensatez. Hay que ser un idiota para convertirse en escritor. Pero habría que ser un idiota de psiquiátrico para creerse esto.

No suena muy optimista.

Todo lo contrario. Es un optimismo exacerbado lo que te hace decir “Sí voy a poder hacerlo. Donde tantos fracasan, yo voy a conseguir llevar a término un libro”. Es tan sencillo como eso. Llevar a término un libro es una imposibilidad estadística, y luego ya todo lo demás. 

En este mundo de las autopublicaciones, está claro que mucha gente tiene mucho que decir.

Sí, pero hay que acabar el libro. No quiero ni imaginarme, con la cantidad de libros publicados que hay, la cantidad de libros que habrá en los cajones y cabezas de la gente. Y cada vez que la gente se acerca y me dice “¿Qué debería hacer yo si quiero escribir?”, yo les digo: “Escribir”. Cada palabra escrita hace el mundo un milímetro mejor.

Hablando de cabezas, seguramente muchos lectores querrán saber qué ronda por la suya. ¿Qué encontraríamos en su mente, en la de un autor de thriller?

Bastante orden, en realidad. Todo lo que parece caos desde fuera, no es así. Tengo una vida muy aburrida, y lo más ordenada que puedo dentro del caos y de toda la marabunta que supone cuando nos encontramos, porque es verdad que es así. En general la vida consiste en levantarse, sacar a pasear al perro, tomar un café y sentarme delante del ordenador. Es la vida menos glamurosa, rutinaria y aburrida que uno se pueda imaginar. 

Ahora regresa con Todo vuelve, después de Todo arde. ¿No se siente un poco mal metiendo a Aura Reyes y sus dos compañeras en tantos bretes?

No. No me siento mal, en absoluto. El conflicto es esencial. Sin el conflicto no nos lo pasamos bien, y para que nosotros disfrutemos así alguien tiene que pasarlo mal, y les ha tocado a ellas tres. 

Entre las novelas encontramos además guiños, de los que incluso pide a los lectores que no hablen.

Es que es muy bonito eso, porque durante todo este tiempo, desde que estalló Reina Roja hace cinco años -y todavía sigue ahí en la lista de los más vendidos-, había un montón de posibilidades, tantas como lectores, de que uno -solamente uno- cogiese los libros, los subrayase y dijese “Están aquí”. Tenemos muchas fotografías de los lectores, que a veces llegan a las firmas con los libros llenos de post-its. A veces hasta de cosas que creía que nadie iba a relacionar nunca. Con todas esas oportunidades de que saliese mal y de que alguien hubiera escrito un post en internet, hubiera hecho un podcast o grabado un vídeo diciendo “Estos son los secretos y conexiones de Reina Roja”, y ni uno solo lo ha hecho. Creo que se han dado cuenta precisamente de que el planteamiento era ese, que “si te gusta leer y te gusta disfrutar, respeta que los demás lleguen a determinadas cosas por ellos mismos”. 

En Todo vuelve volvemos a tener a Aura, a Sere y a Mari Paz. ¿Qué nos puede contar de ellas?

Aura es una ex gestora de fondos de inversión reconvertida en maestra del crimen, o del aparente crimen, para intentar escapar de un delito del que la han acusado y que ella no ha cometido. Mari Paz es una persona a la que Aura ayuda una vez y que queda en deuda para siempre con ella. Y por último Sere, de la que no quiero decir demasiado, porque hay que conocerla para quererla. Las tres forman un equipo estupendo y maravilloso, y las quiero muchísimo. 

Ya le estarán llegando feedbacks. ¿Qué impresiones le están trasladando los lectores?

Les está gustando mucho. Cuando vienen a las presentaciones y a las firmas, te dicen cosas bonitas. El éxito no se mide en ejemplares vendidos. Se mide en que un tío de 27-28 años vuelva a leer después de haberlo dejado durante mucho tiempo porque se haya tirado mucho rato con el teléfono móvil. En que un chaval de 14-15 años que empieza a leer libros para adultos coja uno de los tuyos y descubra que le divierte muchísimo y acabe en cinco o seis años leyendo cosas mucho más elevadas o escribiendo él también. Eso es el éxito, y se mide persona a persona. Y lo sientes cada una de las veces. Posees cada una de las experiencias pequeñas que has compartido con una persona que se acerca.

¿Qué le pide ahora al futuro?

Que me dé salud para seguir escribiendo. No pido mucho más.