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Hasta la dieta disfágica, esa que adapta la textura de los alimentos para permitir la deglución y atrae gracias a su esmerada presentación visual, es capaz de seducir al paciente ingresado da igual el día del año. Comprobado de primera mano. Qué decir del menú basal o estándar que, en una noche como ésta o para alzar el telón de 2026, ofrecerán los hospitales vizcainos de nuestro sistema público de salud, capaz de sacar una sonrisa al estómago con platos y sabores que hacen sentirse como en casa, y con un ingrediente añadido: el cariño que transmite la inmensa mayoría del personal sanitario a quienes en fechas así se ven obligados a compartir un rato de su vida lejos de los suyos. DEIA conversa con los responsables de Cocina de los hospitales de Cruces, Basurto, Galdakao y Urduliz para adelantar qué han preparado para cenar esta Nochevieja y para comer en Año Nuevo.
A Adolfo Pérez le cogemos en el centro barakaldarra con las manos en la masa, metido de lleno con los preparativos del menú para las últimas horas de este 31 de diciembre: crema de parmentier, ensalada con cebolla caramelizada y pollo salteado, para seguir con dorada con salsa al cava y patata parisina al vapor. De postre, profiteroles variados (de nata, chocolate y café) y, cómo no, las uvas. Mañana 1 de enero los clientes de Cruces podrán degustar crema de ave, salpicón de marisco, entrecot con champiñones y patata al horno, tarta y dulces de Navidad. Tanto el jefe de Cocina de este hospital como sus homólogos del resto de la red vizcaina de Osakidetza sienten un feedback de agradecimiento. “Tras la Nochebuena una de las dietistas me comentó que un paciente llamó a la radio para contar lo bien que había cenado. Intentamos hacerles el día más agradable dentro de lo que supone estar aquí y con nuestros medios”, destaca.
Como incide Irune Agirre, jefa de Cocina del Hospital de Basurto, “esto es el fruto del trabajo de un equipo que está al pie del cañón y que además genera un bonito ambiente”. No en vano, cada paciente es un mundo, y los puede haber con dieta de disfagia, blanda o basal, además de tener en cuenta posibles intolerancias, alergias o patologías. En el centro bilbaino la dieta normal se compondrá esta noche de consomé, setas con gulas y gambas como entremés, además de merluza en salsa americana, para luego rematar con peras a la naranja, surtido de turrones, mazapanes y uvas como postre. En Año Nuevo la comida consistirá en sopa de pescado, langostinos con mayonesa, solomillo de cerdo con salsa de ciruelas, y con el colofón de tarta Selva Negra y surtido de turrones, polvorones y mazapanes.
“Incluso a quienes no pueden disfrutar de una dieta sin restricciones se les intenta variar alguno de los platos dentro de sus dolencias y de la pauta hecha por el médico”, sostiene Agirre, resaltando cómo les felicitaron por la ensaladilla rusa de la Nochebuena. “La comida, en todo instante y más en estas fechas, es como el momento de mayor satisfacción. En un hospital es como el corte del día. Llega la hora de comer y parece que la mañana se supera y el tiempo se hace más corto”, dice.
Pastelitos para los sanitarios
También en Galdakao tienen puestos los cinco sentidos en sacarle jugo a su oferta culinaria. Lo narra Rubén Castaños, quien se halla estos días a cargo de la cocina del hospital. La cena que despedirá 2025 estará integrada por espárragos dos salsas –con vinagreta y unas gotas de mayonesa–, crema de marisco, salmón con salsa de vino blanco y compota navideña. Ya mañana, la primera comida de 2026 se basará en un consomé al Jerez, langostinos con mayonesa, carrilleras de cerdo con salsa y, para el postre, una tarta tiramisú. Una degustación que el paladar tiene en consideración. “Hay pacientes que te escriben cosas para agradecértelo en las mismas tarjetas” que acompañan a las bandejas, reseña, precisando cómo en jornadas así el menú da un ligero salto para ser superior. “Por ejemplo, en Navidad le añadimos salsa verde y almejitas a la merluza.... Además, en función del paciente, suele haber solomillo para todo aquél que no puede comer cordero o carrilleras, merluza al horno en vez de en salsa, o la misma compota puede ir con o sin azúcar”, puntualiza. Paralelamente, en la noche de las campanadas se le mandan unos pastelitos de bocado con las uvas a todo ese personal al que le toca ponerse el uniforme de faena y atender a los enfermos.