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Las Claves de Javier Vizcaíno
Como aquel Cuervo Loco de los tebeos de mi infancia, que picaba pero picaba poco, al PP le ocurre que condena pero condena poco.
"Condenar, pero condenar poco (y mal)"
Como aquel Cuervo Loco de los tebeos de mi infancia, que picaba pero picaba poco, al PP le ocurre que condena pero condena poco. Y es curioso si pensamos a qué otra formación le suele pasar que se enreda con las declaraciones de rechazo, repulsa o de la mentada condena. Esta vez ha sido a cuenta de la patochada casposa y violenta de tres centurias de cachorros de Vox colgando una piñata que representaba a Pedro Sánchez y emprendiéndola a palazos con la figura, mientras gritaban todo tipo de exabruptos de alto octanaje.
Hasta cuatro portavoces genoveses distintos han sido incapaces de manifestar alto y claro que actos así son de todo punto intolerables y que los censuran sin paliativos. Han preferido deslizarse por la tontuna del "a mi tampoco me gustan" o del "no me parecen bien", para inmediatamente buscar el comodín justificatorio, que en este caso ha sido señalar que también se han producido carnavaladas toscas como la de añonuevo en Ferraz con peleles que encarnaban a los reyes Juan Carlos y Felipe VI, a Aznar, Rajoy o Ayuso. Es evidente que no les falta razón en los hechos que enumeran, pero también lo es que los utilizan solo como elementos para jugar a la burda compensación y, volviendo al principio, evitar un pronunciamiento que no deje lugar a dudas. Una vez más nos encontramos con la cobardía hacia la extrema derecha que está siendo -se podría decir, incluso, que sorprendentemente- una de las principales señas de identidad del PP de Alberto Núñez Feijóo. Se diría que hay pavor a incomodar, siquiera mínimamente, a los dirigentes del partido con el que gobiernan en decenas de instituciones y, en segunda derivada, a unos votantes, esos energúmenos ebrios de rojigualdina, que quizá estiman que algún día pueden llegar a llevarse a su convento. De nuevo, el análisis político es el mismo que arrastra al partido de fracaso en fracaso.