En los años convulsos de la España de principios del siglo xx, mientras el país se desangra entre el hambre, la violencia y la amenaza de una epidemia, Sebastián Costa y Antonia Monterroso huyen hacia delante, atravesando Jaén, Córdoba, Madrid y Valladolid con la promesa de un futuro al otro lado del Atlántico. Él, un veterano de guerra convertido en atracador; ella, una mujer forjada en la supervivencia y la ambición. Juntos forman una alianza marcada por la sed de riqueza, la desconfianza y un deseo tan intenso como peligroso.
Nada bueno germina es la culminación de la historia que comenzó con Bajo tierra seca (Premio Nadal 2024), una historia que, como todas las que han salido de la imaginación de César Pérez Gellida, tiene grandes cantidades de sangre. No en vano hablamos de uno de los mayores referentes de la novela negra, con 500.000 lectores. En Onda Vasca con Txema Gutiérrez ha hecho recuento de asesinatos -y ha batido su propio récord-, 44. "Lo meritorio es que tienen nombres y apellidos, no es uno que pasaba por ahí". Una novela "bastante cruel" en palabras de su autor: "Cuando leí el primer borrador de Nada bueno germina yo mismo me sorprendí dije, "Madre mía, huele a óxido." Con Bajo tierra seca, al decidir presentarla al Nadal, igual tiré un poco de freno de mano en este tipo de de escenas por no soliviantar la opinión de algunos jurados que son más susceptibles. En Nada bueno germina he soltado este freno de mano".