Tal día como hoy, Miguel Angel Blanco era asesinado. Moría el 13 de julio de 1997 por las heridas provocadas por dos disparos -el primero falló- efectuados horas antes por un etarra miembro del comando Donostia. Había sido secuestrado dos días antes y la banda terrorista había lanzado un ultimátum: sería asesinado pasadas 48 horas si las autoridades no trasladaban a Euskadi a todos los presos de ETA. Durante esas 48 horas de ultimátum, se calcula que salieron a la calle más de 5 millones de personas en toda España para decirle a ETA que ya bastaba de violencia y que liberaran a Miguel Ángel Blanco. De nada sirvió el llamamiento clamoroso, ensordecedor, de la sociedad, de políticos de distinto signo, para que lo liberaran. Se convirtió en la víctima 778 de la banda terrorista pero su infame, cobarde, asesinato desató una oleada. Nació el Espíritu de Ermua y empezó, lentamente, el inicio del fin de ETA.

¿Saben quién fue su asesino? Francisco Javier García Gaztelu. Sí, Txapote. El mismo que está en boca de todos por ese lamentable eslogan "Que te vote Txapote" que la derecha esgrime como un mantra y que ha profundizado la brecha en el colectivo de víctimas. 26 años después estemos con estas. Se ha pasado del consenso que trajo el espíritu de Ermua a la crispación. De aquél enorme consenso, esta profunda división. Y es que el consenso, el equilibrio, no se encuentra, se crea. Y es responsabilidad de todos mantenerlo. Hagamos de la moderación, virtud. Seremos una sociedad un poco mejor.