La guerra en Ucrania y la actual crisis energética han puesto de manifiesto la importancia de contar con herramientas que posibiliten la creación de energía cercana en cada territorio para no depender de agentes y países externos. Dentro de esa apuesta, Zabalgarbi ofrece un impulso a una producción energética propia en Bizkaia.
Los resultados obtenidos por la planta permiten acercar a este Territorio Histórico a cumplir su objetivo final de "vertido cero" y a garantizar, también, que una parte de la producción de la generación eléctrica que se consume en Bizkaia proceda de fuentes de energías renovables.
4 millones de toneladas
Las más de 500 plantas de valorización energética de residuos existentes en Europa tienen la capacidad de abastecer de energía a 14 millones de habitantes, ahorrando cada año, aproximadamente, unos 40 millones de toneladas de combustibles fósiles.
Tras casi 18 años operando, Zabalgarbi, planta vizcaína de valorización energética, ha recibido más de 4 millones de toneladas de residuos no reciclables. Desde su puesta en marcha en junio de 2005, trata de media unas 225.000-230.000 toneladas de basura al año, y es capaz de producir 750 GWH.
Dicho con otras palabras, puede llegar a generar el 35% de la electricidad que se consume en los hogares de Bizkaia (192.155 viviendas) o lo que es lo mismo: un año de operación equivale al consumo energético de Metro Bilbao durante siete años.
Del mismo modo, Zabalgarbi presta un servicio esencial a más de 100 municipios del Territorio de Bizkaia y a más de un millón de habitantes.
Si todos esos residuos se hubieran depositado en un vertedero, su volumen hubiera equivalido a llenar siete veces el estadio San Mamés, con el impacto medioambiental que ello hubiera conllevado.
Proceso productivo
Cada día, un centenar de camiones depositan más de 700 toneladas de residuos en el foso en depresión, diseñado para evitar la salida de olores y polvo al exterior. Una grúa pulpo mezcla los residuos y los deposita en la tolva del horno.
Durante el proceso de valorización, los residuos se incineran a una temperatura superior a los 850 grados, destruyendo así dioxinas y furanos. El vapor generado por el calor de la combustión se utiliza para alimentar el turbo-generador y los óxidos de nitrógeno se reducen mediante una solución amoniacal. Finalmente, los restos sólidos que quedan, escorias y chatarras, son recogidos y reciclados.
La planta de Zabalgarbi, cuenta con dos turbinas: una de gas natural y otra de vapor, que trabajan de forma integrada ofreciendo una potencia de 99.5 MW.
En el horno se genera un vapor a 310ºy 100 bares de presión. Este vapor se sobrecalienta en una caldera de recuperación, aprovechando el calor generado por la turbina de gas, para alcanzar los 540º, manteniendo la misma presión. De esta forma, el rendimiento energético neto del sistema es el doble de eficaz que el de una planta convencional.
Según un informe realizado por G-Advisory (Grupo Garrigues) en 2021, existe una importante diferencia entre las emisiones de Gas de Efecto Invernadero (GEI) derivadas de la valorización energética y del depósito en vertederos. La principal conclusión de este estudio establece que llevar la basura a vertederos genera un 245% más de emisiones GEI que su valorización energética.
De esta forma, el proceso de una planta como Zabalgarbi, consistente en la conversión en energía de aquellos residuos que no pueden ser reciclados, es un proceso recomendado para alcanzar los objetivos de circularidad, reduciendo en un 90% el volumen de desechos que terminan en vertedero.